Utilizando una combinación única de materiales, investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) han desarrollado un prototipo de batería de litio-aire que se puede recargar más de 2.000 veces. Su alta densidad energética es comparable a la de la gasolina y permitiría que un coche eléctrico fuese de Londres a Edimburgo con una sola carga, o alargar durante días el uso de un smartphone sin recargarlo.
Investigadores de la Universidad Jaume I, en Castellón, han fabricado y patentado unos materiales, basados en el grafeno, que catalizan ciertas reacciones para obtener y almacenar hidrógeno, un gas del que se puede conseguir energía. Otra de las ventajas del nuevo catalizador es que tiene la capacidad de reciclarse hasta diez veces.
Científicos de la Universidad de Santiago de Compostela y de IIBM Research Zúrich (Suiza) han conseguido probar la existencia de los arinos, una familia de moléculas extremadamente reactivas que fueron sugeridas por primera vez hace 113 años. La técnica podría aplicarse en la elaboración de nanocintas de grafeno y dispositivos unimoleculares.
Investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) y del Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona han desarrollado un sensor reconfigurable, fabricado a partir de grafeno, para detectar nanomoléculas como proteínas y fármacos. El dispositivo explota las propiedades ópticas y electrónicas de este material.
Científicos de Puerto Rico y Estados Unidos han descrito cómo los protones pueden pasar a través de una capa de grafeno a temperatura ambiente, algo que los modelos teóricos computacionales no preveían. Podría sentar las bases para mejorar la eficiencia de las pilas de combustible.
Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) y otros centros internacionales han detectado los primeros signos de los plasmones del grafeno en la longitud de onda utilizada para las telecomunicaciones, un avance que podría tener aplicaciones en este ámbito. El experimento se ha realizado colocando emisores de un elemento, el erbio, a unos nanómetros de una lámina de grafeno.
La unión del grafeno junto a las enormes capacidades del nitruro de boro permite el control de la luz en circuitos pequeños con una mínima pérdida de energía. Así lo demuestra una investigación internacional con heteroestructuras fabricadas de ambos materiales en la que participan investigadores del ICFO en Barcelona y CIC nanoGUNE en el País Vasco.