Las mujeres y los científicos noveles pueden sentir con más frecuencia el ‘síndrome del impostor’ cuanto más perciben que una disciplina académica requiere talento o ser brillante para tener éxito. Así lo revela un nuevo estudio realizado en EE UU que sugiere que estos sentimientos podrían obstaculizar la carrera de los investigadores a largo plazo.
Solo el 4 % de los trabajos que investigan enfoques terapéuticos para el tratamiento del coronavirus añaden explícitamente el sexo o el género como variable analítica, según un artículo publicado en Nature Communications. Su inclusión podría contribuir a la identificación de intervenciones eficaces, aportar más datos sobre la enfermedad e influir en el comportamiento preventivo y de riesgo.
Abusos, comportamientos sexistas, discriminación o comentarios de menosprecio perjudican la carrera de las investigadoras y hacen que muchas abandonen. El problema no es nuevo. Sin embargo, en los últimos años, las denuncias de acoso sexual de científicas y académicas se están tomando en serio.
De las cerca de 22.500 personas que han enviado su solicitud para ser los futuros astronautas de la Agencia Espacial Europea, alrededor de 5.400 son mujeres. Unas 300 optan desde España, donde también se han presentado 1.045 hombres.
Las cientificas del cáncer han tenido menos tiempo para realizar tareas científicas durante la crisis del coronavirus y han asumido más responsabilidades domésticas respecto a sus compañeros, según una encuesta de la Sociedad Europea de Oncología Médica. La pandemia puede tener consecuencias duraderas en la carrera profesional de las profesionales y en la promoción a puestos de liderazgo.
La bióloga neoyorkina Nancy Hopkins se ha destacado tanto por su investigación del pez cebra para el estudio del cáncer, como por su activismo de género. Ya jubilada, dice que nunca dejará de investigar y ha creado con otras colegas un grupo para ayudar a las mujeres a emprender en biotecnología.
Cuando estudiar matemáticas se asociaba con la docencia, era un título dominado por las mujeres. La situación dio un giro en 2012, coincidiendo con una mayor demanda para puestos tecnológicos y empresariales. Las expertas achacan el aumento del prestigio de la profesión a esta caída entre las jóvenes, algo preocupante ya que refuerza los estereotipos de género.
El pasado mes de diciembre el Parlamento de Cataluña aprobó por unanimidad la incorporación a su legislación de la violencia de segundo orden que reciben quienes apoyan a las víctimas de violencia machista. Un estudio reciente recopila testimonios de víctimas y analiza esta forma de intimidación.
El informe ‘Científicas en Cifras 2021’ subraya la necesidad de tomar medidas para aumentar la presencia de mujeres en los puestos más altos de los organismos de investigación y de las universidades. También destaca que es preciso incentivar las carreras científicas entre las jóvenes.