Megasupramoléculas para reducir la explosión del combustible. / Caltech/JPL
Los incendios queman cada año miles de hectáreas, fragmentan ecosistemas enteros y arriesgan la vida de personas y animales. Entender la dinámica del fuego permitiría dar con una solución al alto número de siniestros. Investigadores españoles e italianos han estudiado la inflamabilidad de la vegetación y demuestran que los cipreses, capaces de tolerar grandes sequías y altas temperaturas, podrían representar una barrera eficaz contra el inicio del fuego por su baja ignición.
El modelo matemático desarrollado por científicos catalanes, en colaboración con los bomberos de la Generalitat de Catalunya, es capaz de estimar la probabilidad que tiene un paisaje de tener un incendio conducido por el viento, según la forma del terreno o la cantidad de combustible disponible para el fuego. Esta herramienta puede servir para mejorar la planificación de las estrategias de extinción de los incendios y adaptar las medidas de prevención ante el nuevo escenario de cambio climático.
Investigadores de la Universidad de Cádiz describen las peculiaridades ecológicas de Drosophyllum lusitanicum, conocida también como ‘atrapamoscas’, una planta que se alimenta de insectos atrayéndolos mediante la producción de un aroma dulce. Los científicos demostraron que tras un incendio, en formaciones maduras de herriza, las plantas de Drosophyllum son mucho menos exitosas capturando insectos.
El impacto de los incendios forestales es cada vez mayor en la península ibérica, y el cambio climático es en parte responsable de ello. Para valorar cómo les afectará el incremento de las temperaturas, investigadores españoles y portugueses han cuantificado las áreas que se quemarán de aquí a finales de siglo en la Península. Las simulaciones de los modelos climáticos revelan que las zonas quemadas se multiplicarán por tres como consecuencia del calentamiento.
En la madrugada del 30 de marzo, sobre las 4:39 hora local, una brillante bola de fuego surcó los cielos de la provincia de Toledo. Este nuevo fenómeno es similar al registrado en la zona el pasado 20 de febrero. Los dos objetos fueron captados por las cámaras del Observatorio Astronómico de la Hita.
Los humanos descubrieron el fuego hace entre 400.000 y un millón de años. Sus llamas fueron usadas para cocinar alimentos, defenderse de depredadores e iluminar la oscuridad. Ahora, un estudio con bosquimanos del Kalahari, en África, dice que las historias contadas al calor del fuego sirvieron también para hacer evolucionar el pensamiento humano, al reforzar las tradiciones sociales y cultivar la imaginación.
Bosquimanos ǃKung del Kalahari que han sido objeto de la investigación antropológica. / Polly Wiessner
Un grupo de la Universidad de Alcalá ha dibujado el panorama de la quema forestal a lo largo de 42 años a escala nacional. El trabajo sostiene que el abandono de las tierras agrícolas y la subida de las temperaturas han contribuido a avivar los fuegos.