Estos animales domésticos pueden contagiarse emocionalmente del aroma asociado con la ansiedad humana, lo que les lleva a tomar decisiones negativas y podría ser una forma de conservar energía y evitar decepciones, según un experimento realizado por investigadores británicos.
Los sucesos que generan agobio y tensión al comienzo de la vida se asocian a procesos neuroinflamatorios relacionados con la enfermedad en etapas posteriores. Los resultados apuntan que el estrés puede tener efectos específicos según el sexo.
Neurobiólogos de la Universidad de California han descubierto en ratones cómo la tensión y el agobio se convierten en pánico en afecciones como el trastorno de estrés postraumático. El estudio, publicado hoy en Science, revela también un método para bloquear esta emoción.
La genotoxicidad implica alteraciones negativas en el material genético de una célula. En el caso de las aves es como si el manual que les indica cómo crecer, cantar, volar o funcionar correctamente se desorganizara o deteriorara.
Estos centros pueden ser entornos estresantes para los canes, protagonistas del #Cienciaalobestia. Para comprobar cómo de angustiante puede ser su estancia en estos lugares, un equipo de científicos de Países Bajos ha medido los niveles de la hormona cortisol presentes en el pelo de estos animales antes, durante y después de su paso por la perrera.
Una ruptura, la muerte de un ser querido o un disgusto grave. Estos son algunos de los desencadenantes de este trastorno que se manifiesta como un infarto, pero sin que exista una arteria obstruida. Las cifras están aumentando de forma importante, especialmente en las mujeres mayores de 50 años, incluso antes del inicio de la crisis de la covid-19.
Los estudios en personas con este grave problema de salud pública muestran que las limitaciones para controlar la infección por coronavirus han mermado su estado de salud. Los expertos afirman que para mejorar su calidad de vida es necesario un abordaje integral, con ejercicio físico y terapia psicológica, no solo fármacos.
Tras varias décadas de estudio en poblaciones de babuinos salvajes, un equipo de científicos demuestra por primera vez que el estrés crónico es un factor que afecta a su supervivencia, unos resultados que en parte pueden extrapolarse a humanos. En concreto la vida de las hembras, protagonistas del #Cienciaalobestia, se puede acortar en un 25 % debido a la tensión psicosocial sufrida de manera continuada.
Un estudio en ratones confirma que las hormonas del estrés suprimen el crecimiento del cabello a través de la regulación de las células madre del folículo piloso. Los resultados apuntan cómo se podría revertir este mecanismo.
Una encuesta realizada a más de 500 profesionales de la salud, los cuerpos de seguridad, el sector de la alimentación y los medios de comunicación muestra cómo les ha afectado psicológicamente trabajar durante la primera ola de la pandemia.