Por primera vez en el mundo, científicos brasileños han detectado la presencia de esta droga en tiburones de Río de Janeiro. Los altos niveles de cocaína encontrados en sus tejidos se vinculan a vertidos desde el alcantarillado al mar.
Estos animales domésticos pueden contagiarse emocionalmente del aroma asociado con la ansiedad humana, lo que les lleva a tomar decisiones negativas y podría ser una forma de conservar energía y evitar decepciones, según un experimento realizado por investigadores británicos.