Las condiciones climáticas están cambiando a un ritmo sin precedentes, lo que afecta sobre todo a peces, anfibios y reptiles, animales ectotermos que no son capaces de generar su propio calor interno. Con las olas de calor y el incremento de temperaturas, estos organismos experimentan no solo un aumento de la velocidad de crecimiento y estrés térmico, sino también un mayor envejecimiento.
Las personas que siguen una alimentación mediterránea tienen un acortamiento más lento de los telómeros, unas secuencias de ADN relacionadas con la esperanza de vida. Este trabajo supone el análisis más amplio realizado hasta ahora que muestra una asociación beneficiosa entre ambos parámetros.
El estudio de los extremos de los cromosomas (telómeros) y la enzima capaz de regenerarlos (telomerasa) es una línea de investigación puntera para saber más sobre el envejecimiento humano. Un equipo de científicos ha documentado el acortamiento de los telómeros con la edad en otro grupo de vertebrados: los anfibios.
El biólogo vegetal Sergi Munné-Bosch, de la Universidad de Barcelona, señala en un artículo que aunque los signos de senescencia en los árboles longevos pueden ser casi imperceptibles, esto no significa que sean inmortales.
El cabello gris en humanos es una clara señal de envejecimiento, pero no ocurre lo mismo con los chimpancés, protagonistas del #Cienciaalobestia. Aunque las barbas de estos primates blanquean hasta la mediana edad, después se estabiliza. Según un nuevo estudio, el característico pelaje plateado que lucen algunos individuos no es indicativo de sus años.
Este investigador madrileño es un pionero en el estudio del cáncer. Descubridor del gen p16, su trabajo con células madre le ha valido el reconocimiento de la revista Nature. Dedica su atención a la reprogramación de las células viejas. Su objetivo es que el sistema inmunitario las detecte y mate.
Un estudio dirigido por la University College de Londres muestra que la edad tiene efectos más negativos en las personas con orígenes socioeconómicos bajos. No solo sufren más enfermedades graves, también tienen situaciones físicas, emocionales y sociales más desfavorables.
El equipo de María Blasco en el CNIO muestran cómo el tratamiento con rapamicina, una estrategia antienvejecimiento que alarga la vida en ratones normales, es dañina cuando los animales poseen telómeros cortos en sus cromosomas. El hallazgo ayuda a entender enfermedades como la anemia aplásica y la fibrosis pulmonar.
Científicos del Instituto Salk de California, con el español Juan Carlos Izpisúa a la cabeza, han descubierto en ratas cómo la restricción calórica previene los efectos negativos del envejecimiento en las células.
Los niveles más bajos de actividad física moderada-vigorosa predicen el desarrollo de mayor fragilidad en las personas mayores. Sin embargo, no se halló relación entre un mayor tiempo sedentario y este estado asociado al envejecimiento. Los expertos proponen intervenciones terapéuticas que aumenten el grado de ejercicio realizado.