Los ecosistemas terrestres absorben una cuarta parte del dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, que emiten los humanos a la atmósfera. Ahora un equipo internacional de científicos, con participación de la Universidad de Valencia, ha comprobado que el factor dominante en la regulación de los sumideros de carbono a escala local es la disponibilidad de agua en el suelo, aunque a escala global estén influenciados por la temperatura.
El rover Curiosity de la NASA ha encontrado sedimentos en Marte asociados a un lago de agua líquida de hace 3.500 millones de años. Sin embargo, la ausencia de carbonatos indica que la atmósfera marciana primitiva tenía unos niveles de CO2 tan bajos que el agua debería estar congelada. Los científicos buscan ahora posibles explicaciones a este misterio.
Científicos del Instituto Catalán de Investigación Química han sintetizado unos ‘ladrillos químicos’, llamados carbonatos cíclicos, que pueden transformarse fácilmente en valiosos fármacos, como los antigripales. La materia prima la constituyen compuestos sencillos y el CO2, un gas de efecto invernadero que se puede así transformar.
Estos días en Marrakech se están fijando los mecanismos para conseguir la meta del Acuerdo de París: reducir las emisiones de CO2 y no superar los 2 ºC de aumento de la temperatura en 2100. Alemania, seguido de EE UU y México han sido los primeros países en presentar estrategias de descarbonización para 2050. Hoy lo harán Canadá, Perú y Suiza, entre otros. España se ampara en el contexto europeo, pero con la futura ley de Cambio Climático –anunciada en diciembre de 2015 por Mariano Rajoy– pretende llegar a objetivos más ambiciosos.
Investigadores de la Universidad de Córdoba describen cómo una parte de microorganismos, que ayudan a fijar dióxido de carbono, ha adaptado su metabolismo desprendiéndose de las proteínas que lastran a otras cianobacterias para ocupar zonas intertropicales. Según el estudio, esto ayudaría a predecir su distribución cuando las aguas del planeta se calienten por culpa del calentamiento global y contribuir a reducirlo.
Con el deshielo de la Antártida llega agua dulce al océano que perturba la formación de las aguas densas profundas tan importantes para el sistema climático de la Tierra. Un equipo internacional de científicos ha contado con la excepcional colaboración de elefantes marinos del sur para compilar datos inaccesibles y confirmar que la adición de agua dulce reduce la densidad de las aguas densas que se forman en la plataforma continental.
El rápido calentamiento de los océanos y la acidificación oceánica afecta negativamente a los cocolitóferos, un grupo muy abundante de de fitoplancton cacificado que desempeña un papel importante en el ciclo biogeoquímico y en la regulación del clima del planeta. El nuevo estudio alerta que, como consecuencia, los procesos de regulación de las concentraciones de carbono en la atmósfera y los océanos también se verán perjudicados.
Las plantas pueden crecer más rápido a medida que aumentan las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, pero solo si tienen suficiente nitrógeno o si se asocian con hongos que las ayudan a conseguirlo, según una nueva investigación publicada en la revista Science, liderada por un español en Londres.
Las ciudades emiten un 70% de las emisiones de CO2 globales y se prevé que dupliquen su población en 2050. La organización conservacionista WWF promueve el “Desafío de las Ciudades de la Hora del Planeta” para premiar las mejores prácticas de sostenibilidad propuestas por las ciudades españolas. Este año el galardón se lo ha llevado Murcia por su Plan de Movilidad Sostenible.
Los bosques y los océanos, sumideros naturales de carbono, ya no dan abasto; y la dependencia de los combustibles fósiles obliga a buscar soluciones para capturar el dióxido de carbono atmosférico. En la mayor central geotérmica islandesa, un equipo internacional de científicos ha logrado solidificar este gas de efecto invernadero en menos de dos años inyectándolo en rocas volcánicas de basalto.