Un estudio sobre proteínas implicadas en cáncer optimiza el descubrimiento de nuevos fármacos antitumorales. El trabajo, publicado en la revista PNAS, se ha desarrollado en la Universidad de Valencia y el Centro de Investigación Príncipe Felipe de la misma ciudad.
Investigadores del Instituto de Neurociencias, centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández, han identificado un nuevo tipo de neurona: las barrier-cells, responsables de integrar la información sobre la geografía de nuestro entorno. El trabajo ayuda a entender mejor el circuito cerebral implicado en la codificación del espacio.
Científicos del Instituto Catalán de Investigación Química han sintetizado unos ‘ladrillos químicos’, llamados carbonatos cíclicos, que pueden transformarse fácilmente en valiosos fármacos, como los antigripales. La materia prima la constituyen compuestos sencillos y el CO2, un gas de efecto invernadero que se puede así transformar.
Científicos de la Universidad de California Riverside han logrado grabar el ataque de una serpiente de cascabel a una rata canguro (Dipodomys), en su entorno natural y a velocidad superlenta. Es el primer estudio que cuantifica estos ataques y la capacidad elusiva de la rata canguro.
Mujer joven, guapa, hipersexualizada y dependiente de un hombre. Es uno de los perfiles típicos de los personajes femeninos que aparecen en las carátulas de los videojuegos. Una investigación de la Universidad Complutense de Madrid ha analizado cómo se muestra a la mujer en estas carcasas, tras estudiar las ventas de 2011 y 2015 en España.
El primer mapa dinámico en tiempo real de la vesícula ótica de pez cebra revela cómo se desarrolla el oído interno durante el periodo embrionario. El estudio profundiza en la importancia de las señales espaciotemporales en la formación de los órganos.La revista eLife publica los resultados de la investigación, liderada por la Universidad Pompeu Fabra.
Investigadores españoles han cartografiado la acción de la hormona prolactina y los lactógenos placentarios en el cerebro de hembras de ratón. Los resultados indican que la agresividad maternal para defender a las crías de posibles intrusos peligrosos no está producida por la interacción entre la madre y su prole, como se pensaba, sino por las hormonas que actúan sobre el cerebro antes del parto.