Todavía se sigue sorprendiendo de que le paguen por viajar, porque Antonio G. Valdecasas disfruta enormemente con su oficio. Por eso no es siempre fácil distinguir entre sus vacaciones y su trabajo como investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Recuerda con emoción las expediciones a la isla de Coiba, en Panamá, con un 75% de territorio virgen gracias a que era una colonia penal.
Cerca de la ciudad de São Paulo, en Brasil, se encuentra el tranquilo balneario de Aguas de Lindoia, famosas por sus propiedades curativas. En 1926 lo visitó Marie Curie para experimentar las burbujas radiactivas de una de sus piscinas. Hoy es el centro de peregrinación anual de los físicos brasileños, según cuenta a SINC la investigadora Marcia Barbosa de la Universidad Federal de Rio Grande del Sur.
El viaje de Eudald Carbonell a las Galápagos fue una experiencia que le dejó huella. Según el paleontólogo, pasar unos días en la que él llama Isla Evolución (Isla de San Cristóbal) ayuda a entender que la evolución no es solo una teoría, sino una realidad.
Cirac en el Centro de Ciencias de Benasque. / C.C.B. Pedro Pascual
Las complejas teorías cuánticas no solo surgen en los laboratorios, también en los viajes, en un chiringuito a la orilla del mar o dibujando en pizarras al aire libre en los Pirineos ante atónitos turistas. El físico Juan Ignacio Cirac (Manresa, 1965), cuenta a SINC su experiencia en el Instituto de Física Teórica de Santa Bárbara, en California, y el Centro de Ciencias de Benasque (Huesca).
Jesús Francisco Jordá es profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Un día visitó la reserva natural de Laguna Brava, en Argentina, y sintió el vértigo de contemplar la geología en estado puro.
A la hora de escoger un destino turístico con un toque de ciencia, Andrés Moya, catedrático de Genética de la universidad de Valencia y presidente de la Sociedad Española de Biología Evolutiva (SESBE) lo tiene claro: “Acudir a las mismas islas que visitara Darwin en su momento prácticamente ya constituye una justificación en sí para todo evolucionista”.
Eduardo Sáenz de Cabezón, ganador de la edición española de monólogos científicos Famelab con un teorema sobre el amor, se emocionó al visitar el Instituto de Matemáticas de Gotinga, en Baja Sajonia (Alemania). “Fue como entrar en un santuario, con el busto del gran Hilbert dando la bienvenida”. En esta ciudad pasó también por la torre de Gauss, uno de los lugares desde donde se midió un gran triángulo sobre la Tierra para comprobar si tenía geometría euclidiana
En plena Selva Negra alemana se encuentra Oberwolfach, una institución de referencia y peregrinación para los matemáticos. En este lugar apartado y aislado en el bosque se puede pensar sin distracciones en números y ecuaciones. Manuel de León, director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), comenta a SINC las curiosidades de este centro, donde un algoritmo controla la disposición de los comensales y los autores firman sus libros en su prestigiosa biblioteca.
Javier de Felipe, neurocientífico del Instituto Cajal del CSIC, reconoce que cuando viaja muchas veces se siente inspirado por los lugares que visita: “Ver las ramas de los árboles me evoca el recuerdo de las neuronas”. En Egipto, las columnas decoradas del templo de Ramsés III, en el sitio arqueológico de Medinet Habu, fueron “una inspiración fenomenal”.