Las técnicas de interrogatorio coercitivas empleadas durante el mandato de Bush para obtener información de sospechosos de terrorismo es probable que hayan sido infructuosas y que hayan tenido muchos efectos negativos no intencionados en la memoria y las funciones cerebrales de los sospechosos. Así lo indica un nuevo estudio publicado hoy en la revista Trends in Cognitive Science.
El hipocampo y la corteza prefrontal son dos regiones cerebrales esenciales en los procesos de la memoria.
Investigadores del Instituto de la Mente y el Cerebro de Suiza trabajan en un modelo que replicaría las funciones del cerebro humano en un plazo de 10 años. Los expertos sostienen que la tecnología actual ya permite copiar y reproducir la estructura de este órgano rápidamente. Una de sus posibles aplicaciones se centra en el tratamiento de las enfermedades cerebrales.
Investigadores europeos, entre los que participa el equipo de José María Delgado, catedrático de la Universidad Pablo de Olavide, están investigando la comunicación cerebro-máquina para estimular el cerebro sin necesidad de introducirse dentro. La última fase del trabajo consiste en buscar posibles aplicaciones en enfermedades como el insomnio o algunos tipos de problemas neurodegenerativos que afecten a la corteza motora. El proyecto, bautizado como Hyper Interaction Viability Experiments (HIVE), está financiado por el VII Programa Marco.
Un estudio de la Universidad de Barcelona (UB) ha analizado en qué partes de la cara se fija nuestro cerebro a la hora de reconocer rostros. Éste se adapta para sacar de cada cara la máxima información posible, y según el estudio, los datos clave para el reconocimiento están, en primer lugar, en los ojos, y después, en la forma de la boca y la nariz.
El cerebro extrae la información para el reconocimiento facial sobre todo a partir de los ojos.
El número 33 señala la zona donde se encuentra la corteza visual.
Un estudio liderado por el grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y la Universidad de Barcelona relaciona las diferencias individuales en la manera de crear nuestros recuerdos con la microestructura cerebral. Según el trabajo, las diferencias individuales en la recuperación de la memoria verdadera y la falsa podrían estar relacionadas con las diferencias en la organización de la substancia blanca del cerebro.
A menudo, la mentre crea falsos recuerdos de situaciones –por ejemplo, de la infancia- que aunque son reales, acabamos recordándolas porque nos han explicado muchas veces la experiencia vivida. La creación de falsos recuerdos es una área de estudio bien conocida y caracterizada, en especial a nivel judicial, por su impacto sobre declaraciones de los testigos y víctimas en juicios. Un estudio publicado en el Journal of Neuroscience apunta que el origen de los recuerdos falsos y verdaderos depende de diferencias estructurales en vías de conexión entre diferentes zonas del cerebro que procesan estas funciones cognitivas.