Las terapias basadas en mindfulness están en auge, y si les añadimos un toque de neurociencia los resultados de búsqueda en Google se disparan. De este dueto nacen los tratamientos de neurofelicidad, que utilizan la meditación y la realidad virtual para enseñar a nuestro cerebro a ser más feliz. Pero no todos cuentan con el respaldo de la evidencia científica.
Las terapias basadas en mindfulness están en auge, y si les añadimos un toque de neurociencia los resultados de búsqueda en Google se disparan. Imagen: WearBeard
Investigadores del Laboratorio de Neurociencia Celular de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, han descubierto los mecanismos de una forma de plasticidad en el hipocampo involucrada en el correcto desarrollo y funcionamiento de esta zona del cerebro de gran plasticidad. Los resultados del estudio acaban de ser publicados en la revista Cerebral Cortex.
Un equipo de neurocientíficos ha creado un mapa preciso de 180 áreas de la corteza cerebral –97 de ellas desconocidas hasta ahora– usando un software que ha incorporado datos procedentes de múltiples tipos de imágenes de resonancia magnética. Según los autores, los hallazgos podrían aplicarse en mejorar la cirugía del cerebro y en la investigación de la evolución cognitiva humana.
Investigadores de la Universidad de Granada confirman que existe una clara asociación entre la práctica continuada de ejercicio aeróbico y la denominada atención sostenida, una función cognitiva de alto nivel inherente a todos los procesos cognitivos. Los hallazgos sugieren que los sujetos que practican ejercicio presentan un funcionamiento bidireccional entre el sistema nervioso central y autónomo más eficiente, o lo que es lo mismo, entre el cerebro y el corazón.
La inhibición de ciertas sustancias opioides, como la morfina, en zonas específicas del cerebro podría curar la enfermedad del hígado graso, según un nuevo estudio realizado en ratones. El nervio vago sería el canal de actuación que el cerebro utilizaría para regular el metabolismo. Esta enfermedad está relacionada con la obesidad, la diabetes tipo 2 o el alcoholismo.
Dónde estamos y adónde vamos siempre han sido cuestiones que los humanos han tratado de responder. El psicólogo y neurocientífico Edvard Moser (Noruega, 1962), uno de los premios Nobel que han acudido esta semana al Festival Starmus, ha logrado en parte contestar a esta pregunta al descubrir un mapa interno de células o GPS cerebral que permite situarnos en el espacio local. Convertido en un experto en localización, Moser opina que el lugar de Reino Unido es dentro de la Unión Europea.
Por primera vez, un equipo internacional de científicos ha demostrado que la amígdala cerebral humana es capaz de extraer información de manera ultrarrápida sobre posibles amenazas que aparecen en la escena visual. Con el estudio de amígdalas de pacientes que tenían implantados electrodos en estas regiones para diagnosticar epilepsia, los expertos han conseguido nuevos datos sobre cómo viaja la información entre el circuito visual y el emocional.
Para tratar los síntomas de la isquemia cerebral, un equipo internacional de investigadores con la participación de la Universidad Complutense de Madrid ha suministrado la proteína IL-1Ra a ratones. Los resultados han sido tan positivos que, en dos estudios clínicos, científicos de Manchester están administrando la terapia a pacientes que han sufrido un episodio cerebrovascular.
Cuando un niño escucha la voz de su madre su cerebro activa muchas más regiones que las que se estimulan al oír otras voces. Un estudio revela que oír la voz materna anima, entre otras, las emociones, el afecto, la memoria, y la recompensa, e impulsa las habilidades comunicativas y sociales de los niños. Los resultados sirven de patrón para entender la percepción del habla en las personas autistas.