Expertos del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y de la Universidad Autónoma de Barcelona han participado en un estudio internacional que concluye que el estrés ambiental que supone el cambio climático está provocando que la mayoría de los árboles del planeta, tanto de bosques áridos como de bosques tropicales, estén utilizando su sistema vascular cerca de su umbral de seguridad. Esto les hace cada vez más susceptibles a los episodios de sequía ya que les podrían provocar embolias en su sistema circulatorio.
Cataluña está inmersa en un proceso de cambio global desde el punto de vista climático y ambiental. Este fenómeno está directamente relacionado con un conjunto de factores tales como: el cambio de usos del suelo, la contaminación, las invasiones biológicas o el calentamiento del planeta, entre otros, según un estudio que cuenta con la participación del científico Constantí Stefanescu, investigador asociado del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.
Un trabajo liderado por investigadores de la Universidad de Barcelona, ha analizado el impacto de la variabilidad climática interanual y estacional en los incendios producidos en los bosques de Cataluña durante el verano. El estudio concluye que los incendios forestales de verano, además de estar vinculados a las condiciones climáticas de la estación estival, también lo están a las condiciones climáticas antecedentes, sobre todo del invierno y la primavera del mismo año y de los dos años anteriores.
Según el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), los bosques españoles han acumulado CO2 a una velocidad media de 5 toneladas por hectárea y año. Los expertos alertan de que la tendencia podría invertirse hacia finales de siglo si se cumplen los escenarios de cambio climático previstos.
El aumento global de CO2 en la atmósfera podría estimular el crecimiento de los bosques, lo que podría paliar, al menos parcialmente, el calentamiento global inducido por las emisiones de este gas de efecto invernadero.
Investigadores españoles hallan nuevas especies de musgos que habitan en árboles de zonas muy elevadas de la cuenca del Yangtsé, en las provincias chinas de Yunnan y Sichuan.
Tras siglos de supervivencia, el castaño se enfrenta ahora a dos terribles amenazas: las plagas y el abandono por parte del ser humano, el mismo que hace siglos los trajo a la Península Ibérica y los utilizó para alimentarse de su fruto y utilizar su madera.
Sabina albar (Juniperus thurifera). Imagen: Daniel Montesinos.