Según el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), los bosques españoles han acumulado CO2 a una velocidad media de 5 toneladas por hectárea y año. Los expertos alertan de que la tendencia podría invertirse hacia finales de siglo si se cumplen los escenarios de cambio climático previstos.
El estudio, publicado recientemente en la revista Global Change Biology, facilita un mapa donde se aprecia cómo han cambiado los stocks de carbono. Las provincias que acumulan más CO2 en sus bosques son las de Lugo, A Coruña y Girona que llegan a los 2,5 millones de toneladas de CO2 totales acumuladas.
Sin embargo, según los investigadores, el calentamiento actual ya está haciendo disminuir las tasas de crecimiento de los árboles y, en consecuencia, la capacidad fijadora de CO2 de los bosques, sobre todo en las zonas más húmedas. Las previsiones sobre la capacidad de acumulación de carbono por parte de los bosques son cada vez más pesimistas. Diversos estudios apuntan que el cambio climático podría convertir muchos bosques, especialmente de zonas secas, en emisores netos de CO2.
El trabajo, que es el más exhaustivo realizado hasta el momento, liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), confirma que los bosques de España siguen siendo unos buenos aliados contra el cambio climático. Los autores de la investigación han calculado que, en promedio, los bosques españoles no perturbados acumulan CO2 a un ritmo anual de 5 toneladas por hectárea.
Esta capacidad de sumidero de carbono sitúa a los bosques de España a un nivel similar al del resto de países europeos y se calcula que compensa el 15% de las emisiones de CO2 que emite el país.
Según los investigadores del CREAF Jordi Vayreda, Marc Gracia, Jordi Martínez-Vilalta y Javier Retana, la capacidad de sumidero más elevada de España se concentra actualmente en los bosques del norte, donde la acumulación de CO2 llega a tasas de 7 toneladas por hectárea y año, seguidos por las cordilleras centrales y el Prepirineo oriental.
Las provincias que acumulan más toneladas de CO2 totales en sus bosques son las de Lugo, A Coruña y Girona, que acumulan anualmente entre 2 y casi 2,5 millones de toneladas. Por otra parte, las provincias que acumulan menos CO2 en sus bosques son Málaga y Alicante que no llegan a las 0'5 millones de toneladas de CO2 por año.
Interacción entre bosques y cambio climático
El estudio se ha realizado en el marco del proyecto MONTES-CONSOLIDER, un macroproyecto liderado desde el CREAF cuyo objetivo es estudiar la interacción entre los bosques y el cambio global, así como determinar la mejor manera de integrar la gestión de los bosques para adaptarse a sus efectos.
Los datos que han permitido obtener los cambios en los stocks de carbono de los bosques se han obtenido comparando las dos últimas ediciones del Inventario Forestal Nacional Español, el IFN2 y del IFN3, que contienen datos recogidos entre 1986 y 2008 . En total, los expertos del CREAF han analizado 22.447 parcelas de bosque no perturbado que abarcan un gradiente geográfico y climático muy extenso.
Los autores confían en que la capacidad de absorción de CO2 actual se mantenga los próximos años, tal y como espera que lo hagan el resto de bosques del hemisferio Norte. Sin embargo, los autores alertan de que, hacia finales de siglo, los futuros escenarios de cambio climático podrían invertir estas tendencias y provocar que los bosques españoles pierdan esa capacidad.
"El estudio confirma que durante los últimos 20 años ya hemos vivido una situación de cambio climático severo, con un aumento de temperatura medio de 1º C y un descenso de la precipitación de un 6%. Con estas condiciones hemos detectado una reducción significativa de las tasas de crecimiento de nuestros bosques", alerta Vayreda.
Los resultados muestran que los bosques de las zonas húmedas de España, menos acostumbrados a la falta de agua, son los más vulnerables a estos cambios. Concretamente, el estudio revela que algunos de los bosques húmedos de la franja norte española han reducido ya su tasa de crecimiento hasta un 50%.
"Si el calentamiento va en aumento, como de hecho está previsto en los modelos de cambio climático, a medio y largo plazo estos bosques pueden llegar a convertirse en emisores netos de CO2 y tener pérdidas de stocks de carbono importantes", apunta Martínez-Vilalta, también profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
La gestión de los bosques, una buena estrategia de mitigación
El estudio refleja que los bosques no gestionados reducen su crecimiento y su capacidad de sumidero en un situación de calentamiento. En cambio, en la misma situación, los bosques gestionados tienen mayor capacidad de absorción de CO2 frente a los bosques no gestionados.
Así pues, los investigadores afirman que la gestión forestal puede ser, en algunos casos, una herramienta eficaz para mitigar el impacto del cambio climático en los balances de carbono, como mínimo bajo las condiciones de calentamiento actuales.