La apolipoproteína E (APOE) es uno de nuestros genes, y se presenta a veces con una variación que a nadie le gustaría tener. Se trata del APOEε4, el principal factor de riesgo genético de la enfermedad de Alzheimer de tipo esporádico (la forma más común en la que se manifiesta esta patología, provocada por una combinación de causas hereditarias y ambientales).
Conseguir una imagen nítida que visualice los cambios extremadamente rápidos que tienen lugar en las proteínas para comprender su funcionamiento es el objetivo del equipo de investigación del Departamento de Química de la Universidad de Granada. Conocer a fondo cómo se originan estos procesos moleculares, cuál es el momento exacto que desencadena la desestructuración proteínica y qué factores la aceleran o reducen podría inhibir el proceso de formación de fibras causantes de enfermedades como Alzheimer, Parkinson, diabetes o cáncer.
Un equipo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que los astrocitos, las células más abundantes del cerebro, cumplen un papel clave en el desarrollo del alzhéimer. Hasta ahora se conocía que la inflamación del cerebro asociada a la enfermedad se desencadena por la acción de las células microgliales, encargadas de la defensa del sistema nervioso central. Este nuevo trabajo ha determinado que los astrocitos también intervienen activamente porque en ellos transcurre una fase esencial del proceso inflamatorio.
La Inteligencia Artificial es mucho más que robots con capacidad de razonamiento. Enfermedades como el Alzheimer o el glaucoma se sirven de determinadas técnicas de esta disciplina para su diagnóstico. Investigadores del grupo SIMDA de la UNED han desarrollado aplicaciones concretas en este campo y también en el de la videovigilancia.
La joven investigadora y doctora en Biología Celular y Molecular formada en la Universidad de Oviedo Beatriz Caballero García está colaborando con el grupo del doctor Moshe Gavish en el Instituto de Tecnología de Israel (Technion). Comparte centro de investigación con el recientemente conocido premio Nobel de Química, Daniel Shechtman, descubridor de los cuasicristales, si bien ella se centra en la bioquímica del cerebro humano.
Beatriz Caballero en Jerusalén. Foto: B. C.
Investigadores de la Universidad de Texas (EE UU) y del Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias (CIC bioGUNE) de Bilbao han establecido la posible infectividad de la enfermedad del Alzheimer en un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry. A pesar de estos resultados, se considera prematuro aún concluir que dicha enfermedad sea infecciosa, como lo son el HIV o las enfermedades priónicas.
El Alzhéimer conlleva la activación excesiva de las células microgliales, que forman parte del sistema inmune del cerebro y se encargan de eliminar los restos celulares cuando ocurren daños neuronales. Científicos del Grupo de Fisiopatología de la Enfermedad del Alzhéimer del Área de Neurociencias del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) investigan cómo retrasar las consecuencias de la enfermedad mediante el estudio de estas estructuras.
La improvisación que requiere el baile se muestra como el mejor ejercicio para reducir el riesgo de demencia. Se trata de una de las “vacunas preventivas” contra el Alzheimer más eficaces descubierta hasta el momento. Una medida que, además, está al alcance de todo el mundo.