Lorca fue la ciudad más devastada por los terremotos del pasado 11 de mayo. Los seísmos que azotaron la región dejaron víctimas, además de hogares y edificios históricos dañados. Desde el primer día, geólogos y arquitectos se han puesto manos a la obra para mantener y recuperar el patrimonio histórico perdido. Un mes después de la catástrofe se vislumbra la esperanza.
La realidad de Lorca es dramática: la mayoría de los edificios históricos se han visto afectados de forma heterogénea. Los geólogos han registrado más de 40 estructuras tipo en estos edificios con más de 150 daños contabilizados. Pero existen excepciones de monumentos con daños menores. Es el caso del Teatro Guerra o la Torre Alfonsina del castillo.
Aunque el terremoto de una magnitud de 5,1 en la escala de Richter no produjo colapsos generalizados en los edificios del casco urbano (solo dos se derrumbaron), los daños han sido cuantiosos. Torres, campanarios, zonas de arco y desplazamientos verticales de las dovelas de los arcos han sido los efectos más comunes en los monumentos lorquinos.
“También se han producido caídas y rotaciones de estructuras exteriores como adornos, cimborrios o estructuras similares, y daños por fractura en arbotantes y contrafuertes. En los edificios más afectados se han producido colapso de estructuras murarias (como el Monasterio de las Clarisas) e incluso el colapso de cúpulas (Iglesia de Santiago)”, apunta a SINC Jorge L. Giner Robles, investigador en el departamento de Geología y Geoquímica de la Universidad Autónoma de Madrid.
Pero según el experto, “en principio no debería peligrar la estructura de ninguno de los edificios afectados si se han acometido las medidas estructurales necesarias para su reparación”. De hecho, alguna de las edificaciones más afectadas no son “ni mucho menos” las más antiguas: “los daños más importantes no están relacionados directamente con la fecha de construcción”, recalca Giner Robles.
Consecuencias inesperadas
Para los geólogos, la magnitud del seísmo no debió generar una intensidad sísmica “tan elevada”. El Informe Geológico Preliminar del Terremoto sugiere que, debido a la situación del hipocentro (en los primeros kilómetros de la corteza) y a la propagación de la rotura hacia el suroeste, “gran parte de la ruptura de la falla responsable del terremoto se produjo exactamente debajo del casco urbano”.
Desde el momento de la catástrofe, un grupo de geólogos españoles, entre los que se encuentra Giner, empezó a analizar los efectos y daños producidos directamente por el seísmo. Su objetivo era claro: comparar con terremotos antiguos que afectaron a yacimientos arqueológicos e intentar caracterizar algunos de los que han ocurrido en España en los últimos 2.000 o 3.000 años.
“Estudiamos las deformaciones de los edificios para extraer información de la llegada de la onda sísmica y extrapolarlo al pasado histórico y arqueológico”, señala a SINC Miguel Ángel Rodríguez Pascua, investigador titular del Área de Peligrosidad y Riesgos Geológicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
El trabajo de los geólogos, que también analizaron crónicas históricas, sobre todo los daños –aún visibles– producidos por el terremoto de Lisboa de 1755 en el catedrales de Salamanca o Sevilla, permite completar el de los arquitectos y restauradores. Con sus estudios serán capaces de saber cómo podrán verse afectados los edificios si vuelven a sufrir un terremoto de estas características.
“Si la Falla de Alhama en Murcia se volviera a mover, determinaremos qué muros tendrán un tipo de deformaciones y cuáles otras. De esta forma se podrán tomar medidas durante la restauración para fortalecer los muros que previsiblemente vayan a sufrir más deformaciones”, afirma Rodríguez Pascua.
¿Cómo resistir a los terremotos?
Los edificios recién restaurados con técnicas modernas han resistido bien al seísmo. Sin embargo, en otras construcciones como la Torre del Espolón (siglo XIII) o la iglesia parroquial de Santiago (siglo XVIII), “lo que se ha derruido son las restauraciones de los años ‘70”, concreta a SINC Enrique Ujaldón, director general de Bellas Artes y Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Turismo de la Región de Murcia.
Según el experto, la restauración de hormigón de la iglesia le daba mucha rigidez al edificio y esta no le ha permitido fracturarse sin evitar la caída. El resto de iglesias y monumentos tienen daños estructurales, pero ninguno se ha derruido. “Creemos que ninguno se va a caer porque en todos se están realizando tareas de apuntalamiento y sostenimiento”, declara Ujaldón.
Pero no es la primera vez que un terremoto amenaza al patrimonio histórico de Lorca. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, documentos históricos demuestran que otro sismo afectó sobre todo a tres iglesias góticas de la zona alta de la ciudad.
“Es el único testimonio del que tenemos constancia. Este terremoto también causó bastantes daños y parte de estas iglesias tuvo que rehacerse en el estilo barroco del momento”, añade a SINC Gerónimo Granados, natural de Lorca, profesor de proyectos arquitectónicos en la Universidad Católica San Antonio de Murcia, y uno de los arquitectos que realiza en la actualidad las intervenciones para la conservación y reconstrucción del patrimonio histórico de la ciudad.
“Intervenimos hace seis años en el Porche de San Antonio –una de las puertas de la antigua muralla medieval de Lorca y que aún continuaba en uso– para terminar una restauración anterior de los años ‘60. La parte que completamos se ha mantenido bien, porque era relativamente reciente, pero la restauración que se realizó en los ‘70 ha sido la que más ha sufrido”, subraya el experto.
Aprender de los errores
El próximo otoño se celebrará en Lorca un encuentro con expertos de toda Europa para discutir qué técnicas emplear en la recuperación del patrimonio. “Queremos emplear las técnicas más adecuadas, para invertir mejor el dinero y que, a largo plazo, si hay futuros terremotos, los edificios resistan. Necesitamos que haya consenso científico en la recuperación”, afirma el director general de Bellas Artes y Bienes Culturales.
La mayor parte de los edificios históricos de Lorca datan del S.XVII y XVIII, pero también existen elementos medievales y otros más modernos. Estas edificaciones, al contrario de lo que ocurre con otros monumentos análogos del norte de España, no están hechas de bloques de piedra.
“Son estructuras hechas de piedra de relleno y cal en muchos casos. Esto hace que las fracturas de los muros y de las cúpulas estén por todo el edificio y que no sea fácil su recuperación”, añade Ujaldón. Para Granados, valorar qué técnicas son más adecuadas en cada caso y cómo solucionar los problemas –diferentes en función de las propias estructuras– es lo más importante.
Pero en Lorca hay rayos de esperanza. Ayer reabrió al público el icono de la ciudad, el Castillo, un edificio construido entre los siglos IX y XV, y declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional. El monumento perdió parte de su altura y su perfil a consecuencia de los seísmos.
“Es necesario que se compatibilicen la visitas a los monumentos, de forma segura, con la restauración para que no permanezcan cerrados al público durante mucho tiempo”, declara Ujaldón.
Los monumentos más afectados
- Torre del Espolón (S. XIII)
- Iglesia de Santiago (S. XVIII)
- Monasterio de Las Clarisas (S. XVII)
- Iglesia de San Francisco (S. XVII)
- Iglesia del Carmen(S. XVIII)
- Santuario de la Virgen de la Huerta (S. XVII)
- Muralla (S. XIII-XV)
- Porche de San Antonio (S. XIII-XIV)