Un equipo científico ha descubierto las primeras evidencias de cuidado parental en los crustáceos del orden Tanaidacea hace más de 105 millones de años. Este nuevo hallazgo se basa en el análisis de tres pequeños crustáceos de especies distintas del Cretácico que se han preservado en piezas de ámbar de los yacimientos de Peñacerrada en Álava y La Buzinie en Francia, referentes europeos en el estudio del registro fósil del ámbar con bioinclusiones del Mesozoico.
Muchas especies de crustáceos modernos presentan cuidado parental, lo que aumenta sus posibilidades de supervivencia en el hábitat natural. Esta estrategia reproductiva, que ha evolucionado de forma independiente en distintos linajes, es común en especies de ambientes terrestres y también acuáticos (océanos, lagos, etc.).
Sin embargo, la evidencia fósil de comportamientos de cuidado de la prole en los crustáceos es muy escasa. Aunque el cuidado parental está documentado en el registro fósil –por ejemplo, en crustáceos ostrácodos de hace 450 millones de años–, el artículo publicado en Scientific Reports presenta la primera evidencia de este comportamiento en el linaje de los Tanaidacea, unos crustáceos de pequeño tamaño que pertenecen al superorden Peracarida.
"Estos nuevos hallazgos constituyen la primera evidencia fósil de cuidado parental en el orden Tanaidacea. El descubrimiento demuestra que ciertos comportamientos de cuidado parental y las adaptaciones morfológicas relacionadas ya existían durante el Cretácico inferior, y han permanecido casi sin cambios desde hace más de 105 millones de años hasta nuestros días", explica la investigadora Alba Sánchez del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona y primera autora del trabajo.
Una característica de los tanaidáceos –y de otros crustáceos peracáridos– es la presencia del marsupio en las hembras, una estructura ventral destinada a la incubación. Después de la fecundación, los huevos se desarrollan hasta convertirse en embriones y posteriormente en individuos juveniles dentro del marsupio.
Según detalla el profesor Xavier Delclòs (UB-IRBio), "en términos evolutivos, el marsupio es un medio seguro para la descendencia y pudo contribuir al éxito de los tanaidáceos en diversos hábitats (ambientes marinos, dulceacuícolas e incluso terrestres húmedos), tal como se ha propuesto para algunos tanaidáceos encontrados en ámbar cretácico".
La khaleesi de los crustáceos
Según el nuevo estudio, los dos ejemplares fósiles de tanaidáceos descubiertos en las piezas de ámbar de Álava –dos hembras de las especies Alavatanais carabe y Alavatanais margulisae– presentan unas estructuras implicadas en la formación de un marsupio para transportar huevos e individuos juveniles en hembras sexualmente maduras.
En el caso del yacimiento francés de La Buzinie, el ejemplar identificado es una hembra de la especie Daenerytanais maieuticus, que se ha preservado en ámbar con su marsupio repleto de huevos. Este crustáceo fósil, que pertenece a un género y una especie nuevos, debe su nombre al personaje de ficción Daenerys Targaryen, ‘Madre de Dragones’, de la saga de literatura fantástica Canción de hielo y fuego, escrita por George R. R. Martin e inspiradora de la famosa serie Juego de Tronos.
Referencia bibliográfica:
Alba Sánchez et al. "Marsupial brood care in Cretaceous tanaidaceans" Scientific Reports https://www.nature.com/articles/s41598-017-04050-8