Un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid detectó en cadáveres de lobos del noroeste peninsular un parásito que ocasiona infecciones respiratorias en carnívoros. La prevalencia fue más elevada en lobos jóvenes, lo que podría indicar su relación con la dieta durante sus primeras etapas de su desarrollo.
Una investigación realizada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad de Santiago de Compostela (USC) en lobos (Canis lupus) de las cuatro provincias gallegas ha determinado que el 25 % de los individuos presentaba infección por vermes cardiopulmonares, parásitos responsables de infecciones respiratorias en cánidos de distinta consideración.
“Demostramos que, aunque el zorro rojo (Vulpes vulpes) continúa siendo el principal reservorio silvestre de vermes cardiopulmonares en la península ibérica, el lobo, debido a su gran capacidad migratoria y de recolonización de espacios donde llevaba mucho tiempo desaparecido, también podría jugar un papel importante en el mantenimiento y transmisión de estas parasitosis”, destaca Guadalupe Miró, catedrática del departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la UCM.
Los vermes cardiopulmonares provocan en el hospedador carnívoro signos clínicos que dependen de la carga parasitaria y de la edad principalmente. Si la carga parasitaria es baja la infección suele ser subclínica. Las formas agudas, que aparecen sobre todo en animales jóvenes, se caracterizan por tos seca, disnea e intolerancia al ejercicio.
El estudio, publicado en Animals, señala que los parásitos más prevalentes fueron Angiostrongylus vasorum (19 %), Crenosoma vulpis (7 %) y Eucoleus aerophilus (4 %). Este último se puede considerar zoonótico, es decir, los animales pueden transmitirlo a los humanos, por lo que este hallazgo puede tener impacto en salud pública.
Entre las distintas especies de parásitos pulmonares se encontraron diferencias: mientras que Angiostrongylus vasorum se observó en animales con peor condición corporal y por tanto con mayor probabilidad de producir infecciones persistentes o reinfecciones, Crenosoma vulpis fue el más prevalente en los individuos jóvenes.
“La prevalencia de vermes pulmonares más elevada en lobos jóvenes podría indicar que los hospedadores intermediarios forman parte de la dieta lupina durante las primeras etapas de su desarrollo”, añade Miró.
Para llevar a cabo el estudio, se analizaron 57 aparatos cardiopulmonares de cadáveres de lobos recogidos por las autoridades sanitarias de Galicia durante el periodo de 2016-2021. La causa de la muerte en la mayoría de los casos fue por atropello o muerte natural.
Se realizó una necropsia sistemática siguiendo los procedimientos habituales en todos los casos; con la disección anatómica de los aparatos cardiorrespiratorios recogiendo las muestras biológicas que se almacenaron a -20ºC hasta su posterior procesado en el laboratorio de Pet Parasite Lab de la Facultad de Veterinaria de la UCM.
Los vermes se recolectaron por el método de sedimentación en copa y se identificaron mediante claves morfológicas al microscopio óptico. Con los resultados obtenidos, se evaluó la prevalencia, intensidad de parasitación y diversidad de especies, y la correlación con diferentes variables epidemiológicas (edad, sexo, peso, condición corporal y provincia de captura, principalmente).
“Desde que en septiembre de 2021 el lobo ibérico se incluyese en la Lista de Especies en Régimen de Protección Especial (LESPRE), se han establecido planes de conservación y mantenimiento de la especie. Debido a su elevada prevalencia y posibles efectos patogénicos, las parasitosis cardiopulmonares deberían tenerse en cuenta dentro de este marco”, concluye la experta de la UCM.
Referencia:
Estévez-Sánchez, E., et al. "A High Prevalence of Cardiopulmonary Worms Detected in the Iberian Wolf (Canis lupus): A Threat for Wild and Domestic Canids" Animals(2022)