El Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale) de la Universidad de Salamanca es la única entidad española que participa en un proyecto europeo que se acaba de aprobar y que durante los próximos cuatro años tratará de estudiar la calidad de las semillas de diversas especies vegetales. La idea es comprobar de qué manera pueden influir las condiciones ambientales en aspectos como la germinación, con el objetivo de lograr mejores semillas.
Los investigadores salmantinos han entrado en este proyecto como expertos en señalización hormonal de las semillas, de manera que se centrarán en conocer "cómo a través de las distintas hormonas se regula la formación de la semilla hasta su germinación”, explica a DiCYT Óscar Lorenzo, científico del Ciale que lidera el grupo español. En la iniciativa participan también científicos de Austria, Reino Unido, Alemania y Francia.
La línea de investigación se centra en el estudio de las hormonas vegetales que regulan la germinación. Una de ellas se denomina ácido abscísico (ABA) y, además de regular la expresión de los factores transcripcionales para hacer que la planta sea capaz de defenderse de agresiones externas, es clave en la dormición de las semillas, es decir, que inhibe la germinación.
Por el contrario, las giberelinas interrumpen esa fase para dar paso a la germinación. Por eso, uno de los objetivos del proyecto es “estudiar los mecanismos de estas hormonas y mejorarlos desde el punto de vista de los estreses”. Frente a condiciones adversas para las plantas en forma de sequía, salinidad, falta de nutrientes o cualquier otra condición de estrés, estas hormonas son claves para que una semilla salga adelante o no lo haga.
Marcadores genéticos
Los científicos pretenden analizar los genes, las proteínas y los metabolitos de las semillas para analizar cómo se regulan en función del estrés que sufren. Si se encuentran los marcadores genéticos clave, un simple análisis de unas semillas podría en un futuro permitir saber si son viables en un determinado periodo de tiempo. Así, una empresa del sector podría decidir cuándo comercializar exactamente unas semillas en función de las expectativas de germinación que tengan.
“Buscaremos variedades que tengan mayor potencial germinativo y un posterior desarrollo de la planta más prometedor”, señala el científico. “Si a la hora de germinar la planta, esta ya ha tenido problemas, es probable que sea más débil y trataremos de encontrar especies fuertes”, añade.
El grupo de Lorenzo trabaja en Arabidopsis thaliana, una planta fácil de manejar que se utiliza como modelo para muchas investigaciones. Sin embargo, sus socios europeos incorporan al proyecto más de 20 especies de interés para la agricultura, como los cereales, el guisante, el tomate o la col. “Cada grupo ha incorporado las propuestas que más le interesan, por ejemplo, los franceses están interesados en la cebada porque tiene aplicaciones en la producción de cerveza”, comenta el investigador.
De hecho, hay bastantes empresas interesadas en el proyecto, sobre todo en las semillas de los cereales, ya que están interesadas en que se mantengan viables durante más tiempo.
Los alemanes llevarán el peso de la investigación genética, mientras que la Universidad de Warwick (Reino Unido), que posee una gran infraestructura de invernaderos, se encargará de inducir las condiciones de estrés en las semillas que después estudiarán el resto de los grupos. Así, todos los científicos del proyecto trabajarán con el mismo material.
Bajo el título "EcoSeed-Impacts of Environmental Conditions on Seed Quality", esta investigación forma parte del programa EuropeanKnowledge Based Bio-Economy (KBBE), que aportará en los próximos años tres millones de euros para su desarrollo. De esta cantidad, 250.000 euros se invertirán en la parte de la investigación que le corresponde al Ciale.