Científicos del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias de la Universidad de Salamanca han publicado un artículo en la revista científica PLOS ONE que contribuye a avanzar en la lucha contra algunas enfermedades de plantas de interés agrícola. El grupo de investigación, liderado por Michael Thon, ha identificado un gen que pasó de las plantas a antecesores de hongos fitopatógenos del género Colletotrichum, que son dañinos para muchos cultivos. La presencia de este gen podría facilitar su ataque a las plantas.
El Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale) de la Universidad de Salamanca es la única entidad española que participa en un proyecto europeo que se acaba de aprobar y que durante los próximos cuatro años tratará de estudiar la calidad de las semillas de diversas especies vegetales. La idea es comprobar de qué manera pueden influir las condiciones ambientales en aspectos como la germinación, con el objetivo de lograr mejores semillas.
Un banco de germoplasma suele conservar material vegetal listo para crear una nueva planta, generalmente, semillas. Sin embargo, el Banco de Germoplasma del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale) de la Universidad de Salamanca, además de dedicarse a esta función, está siendo pionero en la conservación de hongos. Los científicos tienen un doble objetivo: por una parte, quieren conservar setas de interés gastronómico y, por otra, aquellas que potencialmente tengan alguna utilidad en el campo de la Medicina.
Un grupo de científicos del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale) de la Universidad de Salamanca está trabajando con un género de hongos denominado 'Trichoderma', que defiende a muchas plantas de numerosos organismos patógenos y que, según investigaciones recientes, tiene también una influencia positiva en el crecimiento de cultivos de interés agronómico como el tomate y el pepino. En concreto, los investigadores han determinado que una proteína de este hongo estimula el crecimiento de las raíces y, por lo tanto, aumenta la aportación de nutrientes a los cultivos.
El conocimiento del genoma de las plantas está permitiendo que los científicos identifiquen las funciones de cada uno de sus genes y puedan trabajar con ellos para lograr mejores resultados en algunos cultivos, protegiéndolos de agresiones externas, lo cual mejora su productividad, o añadiéndoles propiedades nutritivas. Un buen ejemplo es el trabajo que desarrollan algunos científicos del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale), de la Universidad de Salamanca. El equipo, dirigido por Óscar Lorenzo, investiga cómo hacer resistentes las plantas a los estreses abióticos, es decir, la sequía, la salinidad, el frío o las altas temperaturas, todas aquellas agresiones que no están causadas por otros organismos vivos.