Investigadores del Proyecto Estany han conseguido criar náyades –mejillones de agua dulce– en cautividad. Los resultados del proyecto podrían exportarse a otros ecosistemas de agua dulce. Las náyades son especies bioindicadoras y la mayoría están en una situación crítica de amenaza.
El laboratorio de cría de náyades –mejillones de agua dulce– del Proyecto Estany ha conseguido criar, engordar y mantener en cautividad hasta su suelta, centenares de ejemplares de náyades de 2 años y medio de edad y casi 3 cm de longitud, un hecho hasta ahora inédito en toda la UE.
Este resultado forma parte de las actuaciones de recuperación de las especies de náyades amenazadas Unio mancus y U. ravoisieri, llevado a cabo por el Consorci de l’Estany con la colaboración de Rafael Araujo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Este proyecto ha sido financiado por el programa LIFE de la Comisión Europea.
Las náyades son unos moluscos bivalvos de agua dulce, también conocidos como mejillones de río, que viven semi enterrados en el sedimento. Al ser animales filtradores de agua, son especies bioindicadoras de ambientes con buen estado de salud. En la Península Ibérica existen 10 especies de náyades autóctonas, todas ellas protegidas.
Las especies Unio mancus, Unio ravoisieri, Potomida littoralis y Anodonta anatina viven en el lago de Banyoles. Al inicio de su ciclo vital las larvas de náyades, llamadas gloquidios, deben parasitar las branquias de un pez entre 10 y 20 días hasta poder madurar y caer al sedimento donde empezaran su vida como juveniles.
Náyades en peligro crítico
La mayoría de las náyades tienen una situación crítica de amenaza debido al mal estado de conservación de muchas masas de agua y a la desaparición de las poblaciones de peces autóctonos. Puesto que cada especie de náyade tiene unas especies concretas de peces autóctonos hospedadores con los que interacciona, los cambios que se producen en las poblaciones de peces les afectan negativamente. Esto es lo que ha sucedido en el lago de Banyoles, debido a la proliferación de peces exóticos depredadores como el black-bass, el pez sol o la lucioperca.
Estos peces se introdujeron en el lago a partir de 1910, y han sido los responsables de la desaparición de las poblaciones nativas de barbo y bagre que actuaban como peces hospedadores de las larvas de las náyades.
A día de hoy las náyades del lago de Banyoles presentan poblaciones muy reducidas, menos de 100 individuos de U. ravoisieri, y entre 1000 y 2000 individuos de U. mancus. El Proyecto LIFE “Mejora de los hábitats y especies de la red Natura2000 en Banyoles: un proyecto demostrativo” pretende recuperar las poblaciones de peces autóctonos, especialmente el barbo de montaña, y repoblar el lago con juveniles de náyades criados en cautividad en un laboratorio de cría adyacente al lago.
Existoso sistema de cría
En el laboratorio de cría de náyades se ha reproducido el ciclo natural de las náyades en cautividad, y entre 2011 y 2013 se ha conseguido producir un total de 130.000 juveniles nacidos a partir de 900 peces, con una media de unos 150 juveniles de náyade por pez. De los 130.000 juveniles, 107.152 eran de U. mancus y 25.766 de U. ravoisieri.
Este sistema de cría tan exitoso ha permitido superar la gran mortalidad que sufren estos moluscos de forma natural durante sus primeros estadios de vida, manteniendo y engordando miles de náyades juveniles con las que se repoblará el medio natural.
Para dar algunos datos concretos, ya se han liberado en el lago 278 ejemplares de U. mancus y 224 de U. ravoisieri de 2 años y medio de edad y casi 3 cm de longitud, y se mantienen otros 300 más en jaulas de aclimatación en el mismo lago. Esto supone un aumento aproximado de las poblaciones naturales de más de un 40% de U. mancus y de un 200% de U. ravoisieri.
Además, se mantienen en cautividad casi 2000 ejemplares de 1,5 años de edad de entre 1 y 2 cm de longitud, y varios miles más nacidos en 2013 que todavía no alcanzan el centímetro. Hay que considerar que los juveniles miden al nacer 250 micras, la cuarta parte de un milímetro, por lo que el trabajo debe realizarse bajo lupa binocular.
La obtención de individuos juveniles de las mencionadas especies a tan gran escala, así como su mantenimiento y engorde en cautividad no lo había conseguido nadie en Europa.
La clave del sistema se ha basado en reproducir el ciclo de vida en las condiciones más naturales posibles e impedir la acción de depredadores naturales como los peces o el cangrejo de río americano. Para conseguir estas condiciones en el laboratorio se ha utilizado agua y sedimento del mismo lago, de forma que el alimento de los juveniles, el principal problema en otras experiencias similares, era completamente natural.
También cabe destacar que se han liberado en el lago cerca de 3.500 peces autóctonos, especialmente barbo de montaña (Barbus meridionalis), pero también bagre (Squalius laietanus), portadoras de miles de larvas de náyades.
A partir de estas repoblaciones, y considerando cierta mortalidad de los peces por depredación natural, se estima que se han liberado al lago más de 100.000 juveniles de forma seminatural. De hecho, ya se ha detectado en las acequias de Banyoles, donde se liberaron peces con larvas de náyades en 2012, la presencia de ejemplares de 1,5 años de edad, que confirman el éxito del sistema.
El conjunto de actuaciones realizadas durante estos años y la continuidad del laboratorio de cría de náyades en un próximo proyecto LIFE, garantizan la conservación a medio y corto plazo de estas especies en el lago de Banyoles.
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