El declive de las náyades o almejas de río está directamente relacionado con la extinción de los peces que actúan como hospedadores de sus larvas. Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales revela que la lamprea podría actuar como hospedador para el desarrollo de las larvas de la almeja casi extinguida, Margaritifera auricularia, evitando así su desaparición.
La especie invasora, Rhodeus amarus, todavía no ha llegado a la península ibérica pero todo apunta a que lo hará pronto. Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales destaca que este pez invasor, para desovar, parasita a las náyades, entre ellas a Margaritifera auricularia, una especie en peligro crítico de extinción.
Las náyades o almejas de agua dulce suponen el 90% de la biomasa de los lechos de ríos y lagos y filtran las masas de agua, lo que las convierte en las depuradoras naturales de los hábitats acuáticos. Un nuevo estudio, en el que han participado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), alerta de los peligros a los que se enfrentan estos moluscos, imprescindibles para mantener este tipo de ecosistemas.
Las náyades o mejillones de río (Margaritifera margaritifera), muy abundantes en el noroeste español hace un siglo, casi han desaparecido por completo en la cuenca del Duero. Los últimos estudios de investigadores de la Universidad de Salamanca alertan de la inexistencia de ejemplares jóvenes que garanticen su continuidad en las próximas décadas. El cambio climático y las alteraciones que el ser humano ha provocado en los ríos parecen estar detrás de la decadencia de esta especie, directamente dependiente de peces como el salmón o la trucha.
Investigadores del Proyecto Estany han conseguido criar náyades –mejillones de agua dulce– en cautividad. Los resultados del proyecto podrían exportarse a otros ecosistemas de agua dulce. Las náyades son especies bioindicadoras y la mayoría están en una situación crítica de amenaza.