Una investigación publicada hoy en Nature, codirigida por Carles Lalueza-Fox, director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, ofrece una inesperada visión de una de las culturas marítimas más influyentes de la historia.
Un equipo internacional de investigadores, coliderado por Carles Lalueza-Fox, director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, ha estudiado el genoma de 210 individuos y ha revelado que las ciudades fenicias de la costa oriental del Mediterráneo no mantenían una relación genética estrecha con las poblaciones púnicas, originadas a partir de la expansión de los primeros por el Mediterráneo central y occidental, a pesar de sus profundas conexiones culturales, económicas y lingüísticas.
La cultura fenicia surgió en las ciudades-estado de la edad del bronce en el Levante, donde hoy en día hay, entre otras, Líbano y Siria, desarrollando innovaciones trascendentales como el primer alfabeto, origen de muchos sistemas de escritura actuales. Del mismo modo, ya a inicios del primer milenio a.C., estas ciudades habían establecido una extensa red comercial marítima que llegaba hasta la península ibérica, difundiendo su cultura, religión y lengua por todo el Mediterráneo central y occidental.
En el siglo VI a.C., Cartago —situada en la actual Túnez— se convirtió en uno de los principales centros de influencia fenicia y todas las comunidades que estaban asociadas a ella pasaron a ser conocidas como "púnicas". El imperio cartaginés dejó una huella profunda en la historia, especialmente por las tres "guerras púnicas" con la República Romana, incluyendo la campaña del general Anníbal a través de los Alpes.
Ahora, un nuevo estudio ha empleado técnicas de ADN antiguo para caracterizar la ascendencia de estos pueblos púnicos y buscar vínculos genéticos entre ellos y los fenicios, de los que provenían y con los que compartían cultura y lengua. Esto ha sido posible mediante la secuenciación y el análisis de una gran muestra de genomas de restos humanos enterrados en 14 yacimientos arqueológicos fenicios y púnicos que abarcan la península, el Levante, el norte de África, y las islas Sicilia, Cerdeña e Ibiza.
Excavaciones en la necrópolis de Dermech en Cartago por la misión INP-Sapienza. / Lorenzo Nigro
Para sorpresa de los investigadores, los resultados han revelado que las poblaciones fenicias originarias del Levante tenían una aportación genética directa prácticamente inexistente a las poblaciones púnicas del Mediterráneo central y occidental. Esto proporciona una nueva perspectiva sobre cómo se extendió la cultura fenicia, no a través de la migración masiva a gran escala, sino mediante un proceso dinámico de transmisión y asimilación cultural. Contrasta con el caso de los griegos, con quienes competían como rivales económicos e ideológicos y cuyas colonias eran trasplantes de las poblaciones del mar Egeo, con una mezcla mínima con las comunidades indígenas que ocupaban.
“Observamos que el perfil genético del mundo púnico era extraordinariamente heterogéneo”, dice David Reich, profesor de Genética y Biología Evolutiva Humana en Harvard que también ha codirigido el trabajo. “Las personas de cada lugar tenían una gran variabilidad en su ascendencia, con la mayor parte de la fuente genética proviniendo de los habitantes contemporáneos de Sicilia y el Egeo, y muchas de ellas con una fuerte ascendencia del norte de África”.
Las redes genéticas mediterráneas indican que la mezcla de los púnicos con las poblaciones locales fue fundamental para configurar estas comunidades
Por lo tanto, los resultados subrayan la naturaleza cosmopolita del mundo púnico. “Las redes genéticas mediterráneas indican que la mezcla de los púnicos con las poblaciones locales fue fundamental para configurar estas comunidades”, afirma Lalueza-Fox, también investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF). “Incluso hemos encontrado un par de parientes cercanos, aproximadamente primos segundos, enterrados a ambos lados del Mediterráneo, uno en el norte de África y el otro en Sicilia”.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que las antiguas sociedades mediterráneas estaban profundamente interconectadas, con personas que se mezclaban y se desplazaban a través de grandes distancias geográficas. Además, el estudio pone de manifiesto el poder de las técnicas de análisis del ADN antiguo para ofrecer una nueva comprensión sobre la ascendencia y la movilidad de las poblaciones históricas, como los fenicios y los púnicos, para las que los registros directos son relativamente escasos y provenientes casi exclusivamente de sus rivales y enemigos griegos y romanos.
Referencia:
Ringbauer H, Salman-Minkov A, Regev D, [64 autores], Lalueza-Fox C, Gronau I & Reich D. "Punic people were genetically diverse with almost no Levantine ancestors". Nature.