Los 175 países que se encuentran en Doha (Qatar) en la XV Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) desde el 13 de marzo hasta el 25 de marzo han rechazado la protección de 31 especies de coral rojo y rosa, así como la del atún rojo atlántico (Thunnus Thynnus) y el oso polar (Ursus maritimus) la semana pasada.
Los resultados de las votaciones lo han dejado claro: 20 votos a favor de la protección de los corales rojos y rosas, 68 en contra, y 30 abstenciones. Después del rechazo en el encuentro de La Haya (Holanda) hace tres años, las más de 30 especies de corales rojos y rosas, los de mayor valor comercial, siguen sin protección internacional, aunque los corales negros ya están incluidos en la lista del CITES.
“La recolección y el comercio no regulados y virtualmente sin gestionar de estas 31 especies les están conduciendo a la extinción. La captura de coral rojo y rosa ha caído más de un 80% en los últimos 50 años. Se trata claramente de un fallo de CITES en la protección de algunos de los organismos marinos más pequeños”, ha señalado Ricardo Aguilar, director de Investigación de la organización Oceana en Europa.
Los países debían decidir sobre la inclusión de 31 especies de corales rojos y rosas en el Apéndice II de CITES, que implica la exigencia de permisos de exportación para asegurar que las especies se capturan en pesquerías legales y sostenibles. Según EE UU, el mayor riesgo de los corales de la familia de Coralliidae es la pesca para el comercio internacional, lo que ha provocado un descenso de entre 60 y 80% desde los años ’80.
Sin embargo, un panel de expertos de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, en sus sigla en inglés) concluyó en diciembre de 2009 que las evidencias no apoyaban la propuesta de incluir todas estas especies (Corallium spp. y Paracorallium spp.) en el Apéndice II de CITES.
Fracaso en la protección del atún rojo
El CITES ha rechazado también el 18 de marzo la propuesta de la Unión Europea, entre otros, de incluir el atún rojo en el Apéndice I de CITES, que supone la prohibición del comercio internacional de las especies que se incluyan en éste. “Se trata de una clara victoria de los intereses económicos a corto plazo frente a la conservación a largo plazo de los océanos, la recuperación de los stocks y la pesquería del atún rojo del Atlántico Norte”, ha manifestado María José Cornax, científica marina de Oceana.
Los resultados de las votaciones fueron 43 a favor, 72 en contra y 14 abstenciones. Japón , Canadá y países de la Liga Árabe, que se han opuesto a la propuesta, argumentaron que la inclusión en el Apéndice I no parará la pesca de esta especie. “Sin embargo, no está todo perdido. Hay una pequeña posibilidad de que la propuesta sea retomada en los debates”, ha añadido Cornax.
La alta demanda causada por el comercio internacional y su subsiguiente sobreexplotación han llevado al borde de la extinción al atún rojo. El Comité Permanente de Investigación y Estadísticas (SCRS) de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) ha estimado que la biomasa de la reproducción del atún rojo atlántico se ha diezmado hasta menos de un 15% de su biomasa original, un declive que se ha acentuado en la última década.
Al atún rojo se une el oso polar (Ursus maritimus), que seguirá siendo una especie perseguida. La propuesta lanzada por una gran mayoría de países, y liderada por Canadá, ha recibido 62 votos en contra, 48 a favor y 11 abstenciones. La principal razón ha sido el papel que desempeñan los osos polares en los poblados indígenas: “No tenemos árboles, no tenemos plantas que cultivar, sólo tenemos al oso polar”, ha apuntado el representante de los cazadores Inuvialuit durante el encuentro en Doha.
Canadá instó a la inclusión en el Apéndice II del oso polar, un mamífero presente en sólo cinco países: Canadá, Dinamarca (Groenlandia), Noruega, Rusia y EE UU. Las amenazas del oso polar son la pérdida de hábitat, el comercio, la contaminación, las enfermedades y la predación.
Las especies afortunadas
A pesar del rechazo de especies como los corales rojos y rosas, el atún rojo, y el oso polar, el CITES ha aprobado la protección de otras especies, como reptiles y anfibios de Centro América y la República Islámica de Irán.
Entre los reptiles, los gobiernos han aprobado la regulación del comercio de la iguana de Guatemala (Ctenosaura palearis) y otras tres especies de iguanas endémicas del centro y sureste de México, la Península de Yucatán y Centro América. La principal amenaza de estos reptiles es el comercio internacional de mascotas exóticas, sobre todo para Europa y EE UU.
El CITES ha adoptado también medidas para proteger a todo el género de ranas arborícolas de Centro América y América del Sur que están amenazadas, además de por el comercio internacional, por la degradación y la pérdida de su hábitat, y por el hongo causante de la enfermedad quitridiomicosis.
Entre las especies terrestres protegidas se encuentra la salamandra endémica (Neurergus kaiseri) de la República Islámica de Irán, que se ha incluido en el Apéndice I, y se ha prohibido así su comercio.