Canis simensis, una de las especies más raras y amenazadas del mundo, vive en las tierras altas de Etiopía desde hace más de 1,5 millones de años. Así lo demuestra el fósil recuperado en el yacimiento de Melka Wakena, hallazgo que se ha publicado en la revista Communications Biology.
Un equipo de investigadores, con participación del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, ha descubierto dos nuevas especies de anfibios en nuestra península. Se trata del tritón ibérico meridional y el sapo partero mediterráneo. Ambas especies, con un aspecto muy similar al de otros parientes, afrontan problemas de conservación.
Sapo partero mediterráneo. / Alberto Sánchez Vialas
La Montaña Palentina alberga una planta originaria de los Alpes que, en la península ibérica, solo crece en riscos innacesibles donde es muy difícil de estudiar. Ante este problema, investigadores de la Universidad de León han utilizado simulaciones matemáticas para desarrollar un método que permite censar especies de plantas en este tipo de ambientes extremos, reduciendo los recursos necesarios y consiguiendo una gran precisión.
Una vez que los científicos identifican a una especie en peligro de extinción, se ponen en marcha procedimientos para impedir que su situación empeore, sobre todo si su amenaza se debe al tráfico ilegal. Sin embargo, dos investigadores de las universidades de Princeton y Chicago revelan que estos animales y plantas pueden tardar hasta veinte años en recibir protección internacional.
La fama de algunas especies en peligro de extinción potencia su protección, pero conlleva una menor atención por aquellas igualmente amenazadas aunque menos conocidas. La familiaridad con determinadas especies genera errores estratégicos graves en los programas de conservación y hace que los esfuerzos necesarios en los proyectos de reintroducción sean insuficientes para las especies de menor popularidad.
Wisdom y su nuevo pollo / Naomi Blinick. voluntaria USFWS
La distribución de los fondos que la Unión Europea destina a conservación deja de lado buena parte de las especies amenazadas. El 75% de los fondos del programa LIFE-Nature de la UE se han destinado a especies no amenazadas y en regiones donde no existe riesgo. Este hecho podría llegar a limitar su capacidad para lograr los objetivos de conservación previstos, según un estudio español.
La cabra montés (Capra pyrenaica victoriae) fue reintroducida en la Sierra de Guadarrama (Madrid) en 1989. En la actualidad hay demasiadas. Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, que han analizado su impacto sobre las plantas leñosas para saber cuál es la población admisible, demuestran que algunas especies protegidas como el abedul o el acebo pueden ver comprometida su conservación por la presencia de las cabras.
Un estudio, en el que ha participado el Museo Nacional de Ciencias Naturales, propone un sistema para evaluar la idoneidad de los proyectos de reintroducción cuya aplicación ayudaría a frenar la extinción de especies al mejorar o eliminar los proyectos inadecuados.