Un año después de que investigadores británicos relacionaran por primera vez un gen -el FTO- con un mayor riesgo de obesidad, un equipo internacional descubre nuevas variaciones genéticas que hacen que las personas adultas que las presentan pesen hasta 3,8 kilos más.
Un equipo de investigadores de varios países -con el que han colaborado 77 instituciones de Reino Unido, Francia, Alemania, Finlandia, Italia y Suecia- ha descubierto variaciones genéticas que incrementan el riesgo de sufrir obesidad. Hasta ahora, sólo la variación de un gen, el FTO, se había asociado de forma convincente al aumento del riesgo de sufrir la enfermedad.
El equipo, dirigido por Mark McCarthy, Inés Barroso y Nicholas Wareham, ha analizado los genomas de más de 90.000 personas y ha descubierto que una variante cercana al gen MC4R incrementa la posibilidad de padecer obesidad. Las personas que tienen esta variante pesan una media de 1,5 kilos más que quienes no la tienen. Si además presenta la variación del gen FTO, el peso puede ser de casi cuatro kilos más. Por su parte, el perímetro abdominal 2 centímetros mayor por culpa de estos genes.
"Varios grupos ya habían apuntado que algunas variantes en el gen MCR4 eran responsables de ciertos tipos de obesidad, especialmente la que afecta a familias enteras. Sin embargo, ahora hemos podido corroborar este punto y además averiguar nuevas variantes que afectan a más personas de las que se creía", explica en las páginas de Nature Genetics Ruth Loos, coordinadora de la investigación.
Asimismo, casi el 6% de los niños y personas adultas que sufren obesidad mórbida tienen un defecto genético que les hace sentirse siempre como si tuvieran el estómago vacío. En un estudio con casi 6.000 pequeños con edades entre los cuatro y los siete años, los investigadores encontraron que aquellos que tenían las variantes genéticas pesaban casi dos veces más que los chicos sin estos genes.
El estilo de vida importa más que la genética
Otro estudio recogido por Nature Genetics y dirigido por Jaspal Kooner, de la Universidad de Imperial College de Londres, revela que una variante cercana al mismo gen, más frecuente en personas de ascendencia indo-asiática o europea, incrementa el riesgo de padecer obesidad y resistencia a la insulina. Esta variación genética puede tenerse en cuenta, según los investigadores, para abordar el incremento de la obesidad en estas regiones del mundo.
A pesar de su descubrimiento, el equipo de investigación internacional destaca que "aunque la genética puede afectar a la gordura y al índice de masa corporal, son sólo una parte de la historia: los estilos de vida, el ejercicio y una dieta sana son esenciales para controlar el peso".