Amenazados por el cambio climático, los osos polares se enfrentan también a otros riesgos generados por encuentros con los seres humanos. Es el caso de estos oseznos de once meses de edad, que acaban de llegar a un centro de recuperación canadiense tras perder a su madre por un disparo accidental. Por la delicada situación de la especie, a principios de noviembre se celebra la Semana del Oso Polar. Hoy son los protagonistas de nuestra sección #Cienciaalobestia.
La vida de estos dos osos polares macho de once meses de edad ha dado un giro inesperado. Han pasado de vivir en libertad junto a su madre al norte de Canadá a sobrevivir en el Centro Internacional Leatherdale de Conservación de Osos Polares en el Zoo de Assiniboine en Winnipeg (Canadá). Esta es ahora su única oportunidad.
Su madre murió de manera accidental al recibir un disparo de un arma empleada, en principio, solo para ahuyentar a estos grandes mamíferos. El objetivo de estos fusiles es generar mucho ruido cuando la munición estalla a modo de explosión pirotécnica lejos del animal, que huye sano y salvo. Pero no siempre es así. Si el arma de fuego se dispara a poca distancia, la munición explota en el cuerpo del oso, que, como en este caso, puede morir desangrado.
Tras el fatal desenlace, las autoridades del Manitoba Conservation and Water Stewardship (responsables de la protección de la vida salvaje en esta región) de la ciudad de Churchill, donde ocurrieron los hechos, se hicieron cargo de los oseznos y decidieron trasladarlos en avión al centro de conservación de Winnipeg al que llegaron hace unos días. Ahora les espera un periodo de cuarentena de 30 días durante el cual ni público ni medios de comunicación podrán verlos.
“Las crías están en buen estado de salud y se están adaptando bien a su nuevo entorno”, señala en una nota de prensa Chris Enright, jefe de los servicios veterinarios del centro que supervisó en todo momento el traslado de los animales junto al cuidador Gary Lunsford.
Aunque estos expertos prefieren que los osos polares permanezcan en su estado salvaje, la situación –según la definen– es “muy desafortunada”. La llegada a este centro científico especializado les proporciona una segunda oportunidad. “Sin estas instalaciones no serían capaces de sobrevivir solos”, añade Enright.
El otro osezno rescatado. / Centro Internacional Leatherdale de Conservación de Osos Polares
Los osos polares (Ursus maritimus) necesitan permanecer junto a sus madres al menos durante sus dos primeros inviernos de vida para aprender a cazar y para sentirse protegidos frente a otros osos. Para muchos expertos de la vida salvaje, crías tan jóvenes no podrían sobrevivir en la naturaleza sin su madre. En la actualidad, el zoo canadiense es el hogar de otros siete osos polares, de las cuales cinco han sido rescatados al norte de Manitoba.
Semana del Oso Polar
Mientras las dos crías de oso polar llegaban a su nuevo hogar, la organización Polar Bears International ha celebrado del 1 al 7 de noviembre la Semana del Oso Polar. Como cada año el evento coincide con la migración otoñal de estos úrsidos desde Churchill en Manitoba, donde los osos polares se juntan a la espera de que la bahía de Hudson vuelva a helarse para cazar de nuevo a las focas.
Durante esta semana, la asociación ha destacado una serie de actividades para concienciar a las personas sobre la delicada situación de esta especie y se ha centrado en cómo la duración de las temporadas sin hielo están presionando los límites de las reservas de grasa de estos mamíferos, comprometiendo su supervivencia.