Un estudio internacional, con participación española, demuestra que la plasticidad fenotípica de las plantas, que les permite cambiar la estructura y la función de su organismo, favorece su adaptación a un cambio ambiental. La investigación ayudará a anticipar la respuesta de las plantas ante el actual cambio climático.
El trabajo, que se ha publicado en Trends in Plants Science, aporta una síntesis de los mecanismos moleculares y genéticos de las plantas, importante para ecologistas, fisiólogos y biólogos moleculares, ya que plantea las principales necesidades para anticipar cuál será la respuesta de la vegetación ante el cambio global.
Los resultados demuestran que las plantas de sistemas naturales y agrícolas tienen “la capacidad de acomodarse a un ambiente cambiante sin requerir un cambio evolutivo que siempre implica varias generaciones”, señala a SINC Fernando Valladares, uno de los autores del artículo e investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).
Todas las especies vegetales muestran un grado mayor o menor de plasticidad. “Diversos estudios sugieren que las especies de medios más heterogéneos y cambiantes tienen mayores grados de plasticidad. Las plantas de estos medios por ejemplo tienen gran plasticidad en la raíz para aprovechar mejor las zonas fértiles y húmedas, y pasar de largo de las zonas estériles y secas”, explica Valladares.
La pigmentación, la longitud de las raíces, la masa de las hojas o el grado de eficiencia en el uso del agua son algunos de los indicadores de referencia en el estudio de la plasticidad fenotípica de los organismos.
“Las diferencias en la plasticidad y sus mecanismos permiten comprender mejor por qué las distintas especies de plantas crecen donde lo hacen. Así podremos proyectar cuáles serán las distribuciones más probables en escenarios de cambio climático”, manifiesta el investigador.
Menos productividad, mayor supervivencia
Las ventajas del cambio de la estructura y de la función de los vegetales ante un cambio ambiental a través de la plasticidad fenotípica “podría llevar a seleccionar, en el caso de los cultivos, variedades más plásticas, y no necesariamente más productivas o cuya productividad sea más previsible”, subraya el científico.
Según Valladares, el próximo paso es “entender los mecanismos subyacentes a la plasticidad, como la epigenética –factores no genéticos que determinan el desarrollo del organismo-, y su impacto en la eficacia biológica de las especies salvajes o en el rendimiento a largo plazo de especies agronómicas”.
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Referencia bibliográfica:
A. B. Nicotra, O. K. Atkin, S. P. Bonser, A.M.Davidson, E. J. Finnegan, U. Mathesius, P. Poot, M. D. Purugganan, C. L. Richards, F. Valladares, M. van Kleunen. “Plant phenotypic plasticity in a changing climate”. Trends in Plant Science. 2010. doi:10.1016/j.tplants.2010.09.008
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