El 10 % de la contaminación global en el mundo procede de la industria de la moda, sobre todo por el auge de la ‘moda rápida’ que apuesta por una fabricación barata, un consumo frecuente y un uso de corta duración. Un grupo de científicos ha identificado los puntos críticos de la cadena de suministros y pide un cambio más sostenible del modelo de negocio.
La moda es la segunda industria más contaminante del mundo después de la aérea y, sin embargo, sigue aumentando debido al auge de la ‘moda rápida’, que se basa en la fabricación barata, el consumo frecuente y el uso de prendas de corta duración.
En concreto, este sector produce más de 92 millones de toneladas de desechos y consume 1,5 billones de toneladas de agua al año. Así lo recoge una revisión de estudios liderada por la Universidad de Aalto (Finlandia) y publicada hoy en la revista Nature Reviews Earth & Environment.
En el trabajo, el equipo de investigación ha identificado los impactos ambientales de la cadena de suministro de la moda, desde la producción hasta el consumo, centrándose en el uso del agua, la contaminación química, las emisiones de CO2 y los residuos textiles.
“La producción de fibras causa enormes problemas ambientales en los países de producción de bajo coste. Además, se utilizan productos químicos nocivos y tóxicos y las aguas residuales no se purifican adecuadamente”, explica a SINC Kirsi Niinimäki, investigadora de la universidad finlandesa y primera autora de la investigación.
Niinimäki también destaca las altas emisiones de CO2, “especialmente en la producción de poliéster”, y el uso de energías no renovables unidas a una producción y consumo descontrolados.
“La producción barata en países del sur del globo terrestre y el rápido consumo en el norte acelera la producción y termina en enormes cantidades de desechos textiles”, insiste. “La moda se ha convertido en algo de usar y tirar”, lamenta.
Estos impactos resaltan la necesidad de cambios sustanciales en la industria. “Tenemos que crear un nuevo entendimiento de lo que es un negocio de moda sostenible basado en una producción industrial de mejor calidad, segura y limpia, pero también en una menor producción en general y en una forma totalmente nueva de hacer el beneficio evitando el modelo lineal”, insiste.
Por eso, la autora propone la economía circular: “Esta obliga a utilizar los residuos textiles como una nueva materia prima para la industria textil con tecnología de reciclaje avanzada”.
La investigación destaca que estos cambios requieren de creatividad y colaboración entre diseñadores y fabricantes, pero Niinimäki también apela a los consumidores a comprar “moda de segunda mano o materiales reciclados” y a favorecer la calidad en lugar de la cantidad.
“Los consumidores tienen que evitar la moda rápida y el tiempo de uso muy corto de las prendas. Tienen que invertir en una mejor calidad, mejor diseño, producción local y cuidar bien sus prendas”, concluye la científica.
Referencia:
Kirsi Niinimäki et al. “The environmental price of fast fashion”. Nature Reviews Earth & Environment (7 de abril de 2020). DOI: 10.1038/ s43017-020-0039-9