Dos nuevos trabajos muestran que las personas que presentan un alto nivel en sangre de la proteína resistina poseen mayor riesgo de padecer infartos de miocardio y angina de pecho. Curiosamente esta molécula se encuentra elevada en personas relativamente jóvenes no identificadas como grupos de riesgo: hipertensión, diabetes, obesidad.
Investigadores de la unidad de investigación del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (HUNSC) y la gerencia de Atención Primaria de Tenerife, adscrito a la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, han publicado recientemente dos artículos en la revista Journal of Atherosclerosis and Thrombosis de la Sociedad Japonesa de Aterosclerosis.
Las conclusiones de ambos trabajos, recogidas en noviembre de 2013 y en enero de este año, describen por primera vez la vinculación directa de la resistina con el infarto de corazón en la población general y con la ingesta de grasas saturadas.
Para ello, los investigadores se han basado en el análisis de las muestras de sangre de casi 7.000 canarios, lo que supone el mayor grupo de población estudiado en el mundo hasta la fecha para explorar la asociación entre la resistina y la incidencia de cardiopatía isquémica.
Las grasas saturadas, consideradas perjudiciales, se encuentran en productos como mantequillas, mantecas animales y aceites vegetales de palma, coco, etc., entre otros alimentos desaconsejados en una dieta saludable. También están presentes en las carnes rojas, cuyo consumo excesivo debe evitarse. Una alta ingesta de grasas saturadas favorece el desarrollo de aterosclerosis, por lo que son un factor de riesgo para el infarto.
“Lo interesante es que la elevación de la resistina –una molécula producida por las células del sistema inmunitario– en la sangre podría permitir la identificación clínica de personas con aterosclerosis incipiente que ya tienen un riesgo cardíaco elevado pero que actualmente no son detectadas como tales”, determina Antonio Cabrera, uno de los investigadores del centro canario.
“Por ello, aquellas personas que siguen una dieta mediterránea donde el aceite de oliva es la grasa fundamental y la ingesta de grasas saturadas es pequeña mantienen valores más bajos de resistina en la sangre, lo cual aporta una explicación novedosa a las posibles vías por las que la dieta mediterránea produce sus efectos beneficiosos”, indica Cabrera. Estos dos trabajos suponen el mayor estudio mundial sobre la incidencia de la resistina en un grupo de población general. “Enviamos estos estudios a esta revista japonesa porque era una de las mejores referencias científicas en las que se había publicado con anterioridad artículos sobre resistina”.
"Primero se analizaron las muestras de sangre obtenidas entre 2000 y 2005; luego, en 2008, se comprobó quién tuvo un infarto y quién no, llegando a demostrarse que aquellas personas con la resistina elevada acabaron por tener mayor riesgo de sufrir un infarto”, revela Antonio Cabrera. “Nuestro estudio aporta más información que los realizados hasta la fecha por otros grupos, como por ejemplo los japoneses, quienes siempre se han mostrado interesados en esta proteína inmunitaria, de ahí que hayan publicado nuestros resultados”.
Investigación canaria en Japón
La Sociedad Japonesa de Aterosclerosis, a través de su publicación científica Journal of Atherosclerosis and Thrombosis, mostró su interés en el trabajo, publicando en noviembre de 2013 el primer artículo sobre la resistina, en el que se vincula esta proteína con el 30% cardiopatías isquémicas que se producen en la población sin aparente relación con los factores de riesgo conocidos, como son el tabaquismo, la obesidad o la hipertensión arterial.
“Sorprendentemente, en este primer trabajo donde analizamos la probabilidad de infarto en población con un alto nivel de resistina, descubrimos que esta aparece elevada en un grupo inesperado", explica Antonio Cabrera, coordinador del equipo de investigación. “Este nivel de riesgo aparece en una población formada principalmente por gente joven, entre 40 y 50 años de edad, físicamente activa, sin hipertensión, ni diabetes, ni obesidad, un grupo diferente al que habitualmente identificamos como de riesgo ".
Según el director de la investigación realizada en el Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria, en Tenerife, “quizás estamos identificando a un grupo de personas que, por un excesivo consumo de grasas saturadas, aun teniendo un estilo de vida sin tabaco y con buena actividad física, están en riesgo de infarto. Hoy en día lo que se sabe de los grupos de riesgo explica el 70% de los infartos, pero existe un 30% de personas que lo sufren y en las que no hallamos factores de riesgo. La resistina ayudará a entender un pequeño porcentaje de esos infartos en personas aparentemente sanas para los cuales no se han descrito posibles causas; aún quedan más aspectos por estudiar pero parece prometedora”, sentencia.
Referencia bibliográfica:
Cabrera de León A, Almeida González D, González Hernández A, Juan Alemán Sánchez J, Brito Díaz B, Domínguez Coello S, Marcelino Rodríguez I, Gregorio Oliva García J, Aguirre Jaime A, Rodríguez Pérez MC. The Association of Resistin with Coronary Disease in the General Population. J Atheroscler Thromb. 2013. PMID: 24201007
Cabrera de León A, Almeida González D, González Hernández A, Domínguez Coello S, Marrugat J, Juan Alemán Sánchez J, Brito Díaz B, Marcelino Rodríguez I, Rodríguez Pérez MC. Relationships between Serum Resistin and Fat Intake, Serum Lipid Concentrations and Adiposity in the General Population. J Atheroscler Thromb. 2014. PMID: 24430788
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