Las mariposas del género Heliconius, protagonistas del #Cienciaalobestia, desprenden un olor tan fuerte que es incluso perceptible por el ser humano. La sustancia, producida por los machos y transmitida a las hembras durante el sexo, permite mantener alejados a otros competidores. Ahora, un equipo de científicos ha descubierto cómo logran producir este repulsivo y antiafrodisíaco compuesto.
Existen cerca de 20.000 especies de mariposas en todo el mundo. Algunas de ellas solo viven un mes, pero otras, como las mariposas Heliconius melponene, encontradas en Panamá, pueden sobrevivir hasta los seis meses. Las hembras suelen tener pocas parejas sexuales; almacenan el esperma y lo utilizan para fertilizar sus óvulos durante varios meses después de un solo apareamiento.
Por su parte, los machos de esta especie tropical, que buscan tantas parejas como pueden para asegurar su descendencia, producen una sustancia química de fuerte aroma y efecto antiafrodisíaco para otros machos, para transmitirla a las hembras durante la reproducción.
“Los machos usan este compuesto transfiriéndolo a las hembras junto con el esperma y otros recursos durante el apareamiento para evitar futuros intentos de apareamiento por parte de otros machos competidores”, explica a SINC Kathy Darragh, investigadora en el departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y autora principal de un estudio que se ha publicado en la revista PLoS Biology.
Con esto, ambos sexos de esta especie salen beneficiados. Los antiafrodisíacos permiten por un lado reducir el acoso de los machos a las hembras, ya que estas tienen pocos apareamientos; y por otro, los machos no dedican más tiempo a cortejar a parejas poco receptivas.
Sin embargo, esta sustancia no es producida por todas las especies del género Heliconius. Según el trabajo, que ha permitido analizar este componente, las mariposas de la especie Heliconius cydno no crea esta potente feromona, que es similar a la de las flores que polinizan. Entonces, ¿cómo saben estos insectos cuando sentir atracción hacia las flores o rechazo hacia las hembras?
Kathy Darragh, primera autora del estudio con una mariposa Heliconius en el insectario de Madingley en Cambridge. / Tom Almeroth-Williams
El equipo de investigación, que ha contado con la colaboración de centros estadounidenses, alemanes y finlandeses, ha descubierto que las mariposas Heliconius melponene producen en realidad ocimeno, un compuesto orgánico conocido como terpeno que generan comúnmente plantas y hongos y que se encuentra en los aceites esenciales y son de interés medicinal.
Durante mucho tiempo se había creído que los insectos tomaban los compuestos químicos de las plantas y luego los usaban. Además, “hasta hace poco, se pensaba que los animales no podían producir terpenos, ya que los genes implicados en su producción en las plantas no se encuentran en los genomas animales”, afirma Darragh.
Pero los investigadores han logrado identificar un nuevo gen en los genitales de los machos de esta especie, que no está relacionado con los genes vegetales. “Hemos demostrado que las mariposas pueden producir los químicos por sí mismas, pero con intenciones muy diferentes a la de las flores”, señala la experta.
El estudio muestra que mientras que las mariposas macho usan esta feromona para repeler a los competidores, las flores utilizan la misma sustancia para atraer a estos lepidópteros para la polinización. Es así como mariposas y flores evolucionaron de forma independiente para producir el mismo compuesto químico con diferentes fines.
Para que todo funcione, los científicos apuntan a que el contexto es clave. “Las señales visuales que reciben las mariposas son importantes: cuando detecten el olor en presencia de flores será atractivo, pero cuando lo encuentren en otra mariposa es repulsivo para los machos”, concluye Darragh.
Referencia:
Kathy Darragh et al. “A novel terpene synthase controls differences in anti-aphrodisiac pheromone production between closely related Heliconius butterflies” PLoS Biology