La mayor tasa de mortalidad entre las parturientas afrodescendientes en el continente americano se atribuía a sus estilos de vida y predisposiciones hereditarias, pero un estudio del Fondo de Población de Naciones Unidas revela que estas mujeres son sistemáticamente desatendidas o maltratadas, lo que se traduce en embarazos y partos complicados. El racismo y el sexismo están detrás de esta situación.
El racismo, la xenofobia y la discriminación tienen un profundo impacto en la salud, pero en muchas ocasiones se pasan por alto y se descartan, debido a los prejuicios que aún persisten en ciencia. Esta es una de las conclusiones de una serie de artículos publicados en The Lancet. Los expertos ponen como ejemplo las grandes disparidades observadas durante la pandemia de la covid-19 para ilustrar la necesidad de un cambio significativo que ayude a combatir las desigualdades sanitarias.
Cuando Henrietta asistió al Hospital Johns Hopkins en Baltimore en enero de 1951, el único en el área que trataba a afroamericanos en ese momento, no sabía que lograría una especie de ‘inmortalidad’. Sus células cancerosas, extraídas sin su consentimiento y denominadas HeLa por sus iniciales, se han usado en más de 70.000 estudios, en campos como el cáncer, la biotecnología o la inmunología.
Los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses han revisado sus políticas de inclusión, equidad y diversidad en la investigación. Sus nuevos planes combinan acciones a corto plazo, como crear un fondo para investigar disparidades raciales en salud, con objetivos a largo plazo, como tener un responsable de igualdad en todos los centros y oficinas.
Expertos en ciencias sociales advierten de que el miedo al coronavirus y a la crisis económica alimentan actitudes xenófobas, incluso entre quienes nunca las han mostrado. La normalización de un discurso discriminatorio sería el principal factor promotor de este cambio. Varias instituciones alertan ya de un aumento de incidentes de odio en todo el mundo.
Los algoritmos de inteligencia artificial y big data fomentan el machismo, el racismo y el clasismo, asegura esta profesora de Ciencia y Planificación Urbana en el MIT, que es también una activista de género y una hacker con el apodo de kanarinka. En su libro Data Feminism ofrece pautas para desvelar y contrarrestar estos sesgos discriminatorios.
Hay un dicho que no hemos aplicado en esta pandemia: “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. ¿Por qué los españoles miraron con extrañeza el temprano cierre de los comercios chinos ante la covid-19? Según los expertos, tuvo que ver con la dificultad para tomar una decisión hasta percibir un peligro claro, unido a que este colectivo sigue siendo un gran desconocido para la mayoría.
La muerte violenta de George Floyd durante su arresto el 25 de mayo a manos de la policía local en Mineápolis desató una oleada global de protestas, lideradas desde el movimiento Black Lives Matter. Investigadores, instituciones y editoriales científicas se han unido a través de la huelga #ShutDownSTEM, denunciando el racismo sistémico en la ciencia y la falta de políticas de inclusión.
La periodista de ciencia Angela Saini analiza en su nuevo libro Superior el resurgimiento de la ciencia racial y del racismo científico. Teme que esta ‘resurrección’ sea debida al auge de la ultraderecha y el nacionalismo, y considera que la raza es, ante todo, una cuestión de poder.
Los prejuicios raciales y de género que incorpora el lenguaje humano se transmiten a los sistemas de inteligencia artificial que tratan de imitarlo. Así lo refleja el análisis de textos efectuado por científicos de EE UU y Reino Unido mediante un modelo de aprendizaje automático.