Los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses han revisado sus políticas de inclusión, equidad y diversidad en la investigación. Sus nuevos planes combinan acciones a corto plazo, como crear un fondo para investigar disparidades raciales en salud, con objetivos a largo plazo, como tener un responsable de igualdad en todos los centros y oficinas.
“Como científicos, administradores y personal de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, reconocemos que el racismo estructural ha sido un problema crónico en nuestra sociedad, y la investigación biomédica no está libre de esta lacra”.
Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la principal agencia del Gobierno de Estados Unidos de investigaciones médicas y de salud, no viven de espaldas a las sociedad y son conscientes del impacto que tiene el racismo en este país. Como referencia, citan el asesinato policial de George Floyd en mayo de 2020, los homicidios cometidos contra mujeres de origen asiático en Atlanta, las muertes violentas de personas por motivos raciales y las desigualdades en salud que se han manifestado con la pandemia de covid-19.
En un comentario publicado en la revista Cell, el instituto sanitario no solo pedía disculpas a quienes se han visto afectados injustamente por esta lacra, sino que presenta un plan para mitigar el racismo sistémico arraigado en la investigación biomédica y en las instituciones científicas, lo que comúnmente denominamos la academia.
“Al igual que la cobertura televisiva de la violencia infligida contra los manifestantes pacíficos en los años 50 y 60 impulsó acciones políticas que culminaron en la Ley de Derechos Civiles, los acontecimientos de 2020 han sido un punto de inflexión para los NIH”, destacan los 17 firmantes del comentario, encabezados por el director de los institutos, Francis S. Collins.
El plan antirracista se denomina UNITE, una iniciativa en la que están representados los 27 centros del NIH y con el objetivo marcado de “identificar y abordar el racismo estructural dentro de los institutos y la comunidad científca”.
UNITE está compuesto de cinco comités, uno por cada letra que compone su nombre: el U, para comprender las experiencias de racismo del personal; el N, para fomentar nuevas investigaciones sobre disparidades en salud e igualdad sanitaria; el I, para mejorar la cultura y la estructura de los NIH hacia la equidad, inclusión y la excelencia; el T, dedicado a la transparencia, comunicación y responsabilidad en materia de racismo; y el E, para cambiar el ecosistema de investigación más allá de los institutos y promover la diversidad en otras organizaciones científicas.
Lejos de ser una declaración de intenciones o un brindis al sol, la iniciativa puede servir como ejemplo a otras instituciones del planeta que quieran mitigar el impacto del racismo en la ciencia. Como muestra del compromiso, UNITE ya tiene dos objetivos cumplidos y otros en marcha, tanto en corto como a largo plazo:
Uno de los ya culminados, como ejemplo, es publicar una oportunidad de financiación dedicada a investigar el impacto del racismo estructural en la salud de las minorías poblacionales y la desigualdad sanitaria. Los NIH y otros 22 centros e instituciones sanitarias se han comprometido a invertir 30 millones de dólares en aquellos proyectos científicos dedicados a esta línea.
El segundo de los completados es publicar una petición de información para recabar aportaciones sobre cómo mejorar la inclusión y diversidad en los entornos laborales y de investigación de los NIH. Por otro lado, una de las medidas más destacadas y que ya está en marcha es designar en cada uno de los centros e instituciones del instituto sanitario una persona responsable de diversidad, equidad e inclusión.
Desigualdades raciales en el programa de becas R01 de los NIH. En la parte superior, el número de candidatos que aplicaban a estas becas en 2013 y 2020. En la inferior, las ratios de financiación de estas becas. / Cell
Otras acciones de UNITE que cita el comentario son comprender la desigualdad en los estudios financiados por los NIH y actualizar la base de datos de los institutos con información demográfica sobre raza y etnia, mejorar los programas de diversidad e inclusión para investigadores contratados por los NIH, potenciar el reclutamiento de candidatos que procedan de grupos de población infrarrepresentados y retener el talento procedente de diversos orígenes y experiencias vitales, asegurar la transparencia de datos demográficos del personal interno y externo de los NIH e identificar y corregir cualquier política interna que perpetue el racismo estructural.
La periodista de ciencia Angela Saini, autora de publicaciones que abordan el racismo científico y los prejuicios biológicos machistas como Superior e Inferior, destaca positivamente el plan antirracista de los NIH. “Como persona que ha ofrecido conferencias a sus trabajadores, estoy enormemente impresionada por su compromiso a favor de un cambio genuino”, valora para SINC.
Como persona que ha ofrecido conferencias a los trabajadores de los NIH, estoy enormemente impresionada por su compromiso a favor de un cambio genuino
No obstante, Saini agrega que aún queda “mucho camino por recorrer, no solo en lo que respecta a la equidad sino también a la hora de abordar el uso de la raca como una variable en la ciencia”. “Pero los NIH, bajo la dirección de Collins, han estado estar a la vanguardia del cambio entre las instituciones científicas mundiales y eso hay que reconocerlo”.
Freeman Hrabowski, matemático negro, presidente de la Universidad de Maryland en el Condado de Baltimore (UMBC) y expresidente de la Comisión de Excelencia Educativa para Afroamericanos desarrollada durante el Gobierno de Obama, se muestra algo más escéptico con esta iniciativa antirracista. “No hay duda de que existe un deseo sincero de abordar esta cuestión por el NIH, pero ¿es suficiente? ¿Cuánto nos hace falta para cambiar esta cultura?”, opina, en declaraciones a Stat.
Desde el punto de vista de Hrabowski, la solución a problemas históricos como la desigualdad en la financiación o el bajo número de científicos racializados –la población negra supone el 2 % de los investigadores del NIH y la hispana, el 4 %– requieren muchos más fondos que los garantizados en el comentario de los NIH. Además, considera que las universidades también necesitarán trabajar para aumentar el número de científicos racializados que puedan optar a las becas de los NIH, apoyándolos desde su etapa estudiantil, estudios de posgrado y sus primeros años de investigación.
Una perspectiva publicada en Nature Communications e independiente de la publicada en Cell desgrana cómo puede hacerse un plan para combatir la discriminación, el racismo y las vejaciones en 20 puntos clave. La iniciativa, propuesta por la geóloga Hendratta N. Ali, de la Universidad Estatal de Fort Hays (Kansas, EE UU), está originalmente diseñada para organizaciones e instituciones relacionadas con las ciencias de la tierra, aunque puede ser aplicada a otros campos científicos.
Los autores de esta perspectiva plantean que, para poner en marcha este plan de 20 puntos, las organizaciones deben comprometerse con todas las comunidades históricamente subrepresentadas y marginadas –poblaciones negras, indígenas y de color, personas con discapacidad, miembros de la comunidad LGTBQ+, extranjeros y mujeres– dentro de la disciplina que quiera aplicarse.
Los 20 puntos de la propuesta son los siguientes:
Recoger y usar datos interseccionales en lo relativo al género, etnia, clase u orientación
Hacer declaraciones públicas antirracistas
Adoptar políticas éticas y códigos de conducta inclusivos
Realizar encuestas de datos internos y publicarlas
Rendir cuentas y exigir responsabilidades personales
Apoyar y destacar la diversidad en la ciencia
Difundir y divulgar las mejores prácticas
Invertir y contratar personal de instituciones con políticas a favor de las minorías
Reclutar a expertos que auditen y eduquen
Evaluar la redefinición de la profesionalidad
Revisar los criterios de galardones y promociones
Esponsorizar y apoyar los eventos de networking de minorías
Diversificar los jurados de premios y comités de nominaciones
Establecer políticas responsables hacia la paridad salarial
Compensar justamente a las personas por su trabajo remunerado
Reconocer y abordar los fracasos en la organización
Atender las prácticas colonialistas en ciencia
Colaborar con las comunidades como partes interesadas del proceso científico
Desligarse de industrias que puedan causar daño a estas comunidades
Abordar los obstáculos para la retención de las minorías