Este modelo, instaurado por la empresa de Zuckerberg hace unos meses, se denomina “pagar o aceptar”. Obliga a los usuarios a elegir entre abonar una suscripción anual de más de 250 euros para garantizar su privacidad o consentir el seguimiento de sus datos para publicidad personalizada, advierten las ONG de protección de datos.
Un grupo de expertos de universidades y centros de investigación internacionales analizan las interacciones en red local de los artefactos de Internet de las Cosas y las aplicaciones móviles. Demuestran que existen riesgos derivados de la creciente prevalencia de dispositivos opacos y técnicamente complejos.
Un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid y la Universidad Tecnológica de Graz, en Austria, pone de relieve los problemas de privacidad que conlleva el nanotargeting.
El trabajo que está llevando a cabo esta abogada madrileña en la Comisión Europea busca el desarrollo de una identificación robusta que nos permita manejarnos en el entorno online de manera segura y protegiendo nuestra privacidad.
Esta matemática estadounidense investiga métodos de criptografía para salvaguardar la intimidad de unos usuarios que hoy comparten voluntariamente sus datos con todo tipo de aplicaciones y servicios.
Los sesgos discriminatorios de los algoritmos, la invasión de la privacidad, los riesgos del reconocimiento facial y la regulación de las relaciones entre humanos y máquinas son retos que la IA necesita afrontar. Sin embargo, los intereses de gobiernos y grandes empresas priman muchas veces sobre las buenas prácticas.
Un ecosistema de fabricantes, operadores móviles, desarrolladores, proveedores de servicios, empresas de monitorización y agencias de publicidad acceden a los dispositivos Android y sus aplicaciones sin que los usuarios lo sepan. Así lo revela el estudio realizado por investigadores españoles y estadounidenses tras analizar más de 82.000 apps preinstaladas en móviles de 214 marcas distintas.
A los Ninjago, las peonzas BeyBlade o los muñecos Ksi-merito en las listas de deseos infantiles se unen nuevos juguetes con conexión a internet, cámaras, micrófonos y geolocalización. Son interactivos y pueden comprometer la seguridad y privacidad de los menores.
Investigadores norteamericanos y de IMDEA Networks, en Madrid, han analizado casi 6.000 aplicaciones móviles para niños y han comprobado que más de la mitad pueden estar violando la legislación de EE UU sobre protección de la privacidad infantil en internet, ya que comparten datos personales con terceros. Multitud de 'apps' y videojuegos disponibles en la tienda Google Play hacen un seguimiento potencialmente ilegal del uso que les dan los menores.
El denominado 'internet de las cosas' es un concepto que hace referencia a la interconexión digital de objetos cotidianos a través de internet. Ahora investigadores de la Universidad de Málaga han diseñado un software adaptable a todos los sistemas conectados a esta nueva versión de la red de redes para generar en el usuario una mayor fiabilidad durante su interacción con los objetos inteligentes.