La lucha constante entre los virus y nuestro sistema inmunitario guarda paralelismos con la forma en que interpretamos las palabras. Investigadores del MIT han aplicado herramientas de aprendizaje automático para identificar zonas proteicas que pueden ayudar al coronavirus y otros patógenos a escapar de los anticuerpos y de las vacunas.
Científicos del CNIC han diseñado un modelo animal en el que se puede estudiar el desarrollo del cáncer de hígado causado por los ácidos biliares. Publicado en PNAS, el estudio muestra que la proteína PPARα –al ser bloqueada– reduce drásticamente la incidencia y la progresión de este tipo de tumor, denominado colangiocarcinoma.
Investigadores españoles han descifrado cómo la proteína AMPK, que controla la energía y el metabolismo celular, cambia su papel de supresora a promotora del cáncer. La investigación podría ayudar a la elección de tratamientos que actúan sobre esta proteína y las terapias dirigidas a algunos tipos específicos de tumores.
La revista Nature Genetics publica hoy un estudio sobre la función de la proteína CTCF, que ayuda a dar forma a la estructura tridimensional general del genoma, y resulta fundamental para el desarrollo embrionario, la reparación del ADN y los ciclos celulares, así como para muchos otros procesos vitales.
Científicos del CNIC, en colaboración con un equipo internacional, han desarrollado un nuevo modelo de ratón que permite estudiar cómo las células sienten, interpretan y generan fuerzas mecánicas. El modelo se basa en la inserción en la proteína titina, una de las responsables de la elasticidad del músculo esquelético y cardiaco.
Un equipo internacional de científicos, con participación del CSIC, ha presentado el interactoma humano: el mapa global de las comunicaciones entre las proteínas humanas. El avance ayudará a comprender los procesos que ocurren en las células, diseñar fármacos y entender el desarrollo de enfermedades como la COVID-19.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han demostrado que los insectos comestibles, populares en la actualidad por su potencial fuente de proteínas, podrían ser igualmente interesantes para otras actividades biológicas en nuestro organismo, más allá de su aporte nutricional.
Científicos españoles han desvelado que una proteína asociada a patologías degenerativas está presente en los gliomas, un tipo de tumor cerebral. La proteína TAU bloquea la capacidad de las células cancerosas para formar nuevos vasos sanguíneos tumorales y dificultar así su progresión.
Esta doctora en Biología Celular y Molecular ha desarrollado un método que mide, con un simple análisis de sangre, los niveles de una proteína que se produce cuando al tejido cardíaco comienza a faltarle el riego, lo cual permite identificar de manera precoz un infarto. El test ha logrado una financiación de más de cinco millones de euros y se ha comenzado a probar en un ensayo clínico con muestras de pacientes de hospitales públicos de Madrid y Barcelona.
Gracias a un modelo de inteligencia artificial, un nuevo estudio analiza cómo las células tumorales contienen alteraciones genéticas que impiden la correcta degradación de las proteínas involucradas en la aparición y evolución de tumores, dando lugar a un comportamiento celular aberrante.