Investigadores de EE UU han descubierto que los peces cebra, protagonistas de #Cienciaalobestia, son capaces de volver a encontrar su camino gracias a una región antigua en la parte posterior del cerebro, que les ayuda a calcular su ubicación y a utilizar esa información para saber a dónde tienen que ir.
La triple dosis del gen GRIK1, situado en el cromosoma 21 y relacionado con el equilibrio de la transmisión sináptica en el cerebro, es una de las causas por las que las personas con síndrome de Down tienen más dificultades para orientarse espacialmente. Investigadores españoles han comprobado en ratones que, si se normaliza la dosis extra de este gen, los problemas de memoria espacial desaparecen.
Un estudio de las iglesias dedicadas a la Virgen de la Asunción en Andalucía, Extremadura y localidades de otras comunidades muestra que se orientan hacia el punto del horizonte por donde se eleva el sol en la festividad de esta Virgen. También se han encontrado iglesias consagradas a San Francisco de Asís orientadas hacia la puesta del sol en el día de este santo.
Las focas utilizan sus bigotes para orientarse / CC 0
Estudiantes y antiguos alumnos de la Universidad de Sevilla han creado una plataforma audiovisual denominada Workinside. Está basada en breves entrevistas y tiene el objetivo de reducir las tasas de abandono universitario y facilitar la inserción profesional de los egresados. Los alumnos tanto preuniversitarios como universitarios, podrán conocer de primera mano en qué consisten los distintos grados y posgrados existentes, además de elegir dónde estudiarlos, todo a través de la misma herramienta.
Parecen bolsas de gelatina que vagan sin rumbo por los océanos, pero algunas especies de medusas tienen una sorprendente habilidad para detectar la dirección de las corrientes oceánicas e, incluso, oponerse a ellas. Así lo confirma un estudio sobre el aparente libre errar de la medusa aguamala, típica de costas del norte de Europa y el Mediterráneo. El hallazgo permitirá mejorar la gestión de las plagas.
Estudios experimentales de la Universidad Autónoma de Madrid han contribuido a determinar el papel que juegan los ocho ojos de la tarántula cuando necesita orientarse para regresar a su nido. Sus resultados evidencian que utiliza la luz polarizada del cielo para resolver el problema de la determinación de su posición en relación con el nido y que captan esta luz solo por uno de los cuatro pares de ojos, los medianos anteriores.
Investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) destacan la importancia de conocer qué tipos de metas persiguen los alumnos en sus procesos de aprendizaje.