Científicos del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH) de Zurich, dirigidos por el profesor Peter Seeberger, han desarrollado un nuevo test basado en la detección de unas moléculas azucaradas tóxicas denominadas GPI (glicosilfosfatidilinositol), que están situadas en la superficie del Plasmodium falciparum, el patógeno de la malaria. El método desarrollado por los investigadores demuestra que estas moléculas, que se pueden identificar individualmente, provocan una respuesta inmune en las personas adultas.