Un equipo internacional de astrónomos, en el que participan investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias, presenta la intrincada y etérea belleza de la icónica nebulosa Messier 57 captada por el telescopio espacial James Webb con un detalle sin precedentes. A unos 2.600 años luz de la Tierra, esta obra maestra cósmica nació de una estrella moribunda que expulsó sus capas exteriores al espacio.
Analizar las precipitaciones en otros planetas ayuda a los científicos a comprender la atmósfera de mundos similares a la Tierra. Las lluvias no solo permiten evaluar su posible habitabilidad, también nos explican sus orígenes.
La colorida instantánea muestra a un dúo estelar que orbita uno alrededor del otro. Su nombre es Herbig-Haro 46/47 y se encuentra a solo 1.470 años luz de distancia, en la constelación de Vela. Las capacidades del telescopio de la NASA le permiten mirar a través de una nebulosa oscura, llena de gas y polvo, que los rodea.
Como regalo final de su exitoso primer año, la NASA y la ESA han publicado la imagen captada por el telescopio espacial James Webb de la región de formación estelar más cercana a la Tierra. Se trata del complejo de nubes Rho Ophiuchi, situado a 390 años luz de distancia.
Las fluctuaciones cuánticas durante la etapa de inflación, solo unos instantes tras el nacimiento del universo, fueron clave para la formación de estructuras masivas muy antiguas, como el cúmulo El Gordo u otros captados por el telescopio James Webb. La clave está en la estadística de estas fluctuaciones, según un nuevo estudio.
El telescopio espacial James Webb de la NASA y la ESA ha observado la estrella WR 124 con un grado de detalle sin precedentes. La ha detectado mientras se desprende de sus capas externas, lo que da como resultado unos característicos y vistosos halos de gas y polvo.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC) lideró una campaña de observación con el telescopio espacial James Webb para captar las sombras de la luz estelar producidas por los finos anillos de este planeta menor. Observaciones posteriores han revelado que el hielo de agua cristalina domina el espectro de este objeto y sus anillos.
La misteriosa configuración de la nebulosa NGC 3132 es fruto del gas y polvo expulsado por una estrella moribunda, un material que luego fue arrojado en direcciones concretas por varias estrellas compañeras. Así lo muestra un estudio internacional, portada de Nature Astronomy, realizado con las observaciones del telescopio espacial James Webb.
El ojo dorado del telescopio espacial James Webb ha mostrado el universo con un detalle sin precedentes. Su puesta en marcha encabeza este año el ranking de los hitos científicos, entre los que también figuran el descubrimiento de la bacteria más grande del mundo, el desvío de un asteroide, ADN con dos millones de años de antigüedad, avances frente a los virus y la creatividad en la inteligencia artificial.
En la selección anual de personajes imprescindibles de la revista científica británica hay hombres y mujeres que han abierto nuevas vías en la exploración del universo, los trasplantes, la lucha contra la covid-19 y el cambio climático.