Un grupo de investigadores de la Universidad de Málaga (UMA), en colaboración con el Instituto de Infertilidad Clínicas Rincón, ha descubierto una fuerte asociación genética entre este neurotransmisor y la aparición de abortos tempranos en procesos de fecundación in vitro. Este trabajo se centra en mujeres receptoras de óvulos, ya que, a pesar de que el óvulo es externo, se ha demostrado que la genética de la madre tiene mucha importancia en el embarazo.
Un estudio publicado en la revista Fertility and Sterility establece que la probabilidad de seleccionar un espermatozoide de buena calidad para la inseminación es mayor si se obtiene de una segunda eyaculación tres horas después de la primera.
Los factores genéticos son los responsables del 10% de las causas de infertilidad masculina y las microdelecciones del cromosoma Y son la anomalía estructural más frecuente. Jesús Mateos Blanco, Urólogo del Centro Extremeño de Reproducción Humana Asistida (CERHA) ha realizado desde la Universidad de Extremadura una investigación de cinco años en la que ha estudiado este tipo de anomalía cromosómica basada en la pérdida de material genético.
Una de cada siete parejas en el mundo tiene dificultades para concebir un hijo. Los expertos afirman que la infertilidad masculina explica casi la mitad de esos casos. Aunque a menudo se desconoce su causa, científicos del Instituto Pasteur de Francia han descubierto una alteración genética que afecta a la producción de esperma en hombres sanos.
Una de cada cuatro parejas en edad reproductiva tiene dificultades para concebir.
La principal causa de infertilidad en hombres y mujeres son las anomalías en el desarrollo de sus células germinales (espermatozoides y oocitos, respectivamente). Investigadores de la Universidad de Stanford (EE UU) han conseguido aislar estas células y han descubierto qué genes están implicados en su formación, lo que puede tener implicaciones en el tratamiento de la esterilidad.
En la imagen, extracción de óvulos en una clínica de fertilidad en Calcuta (India).
Un equipo del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC) ha conseguido establecer por primera vez en ratones modificados genéticamente un nexo de unión in vivo entre la aneuploidía, alteración en el número de cromosomas, y la pérdida de cohesión centromérica, un proceso imprescindible para que se lleve a cabo la meiosis, parte de la división celular. Los resultados del estudio, publicados hoy, 1 de septiembre de 2008, en una de las revistas biomédicas más destacadas, Genes and Development, señalan que la proteína Shugoshina-2 se relaciona con anomalías cromosómicas e infertilidad.