La sequía y el aumento de temperatura ya provocan sustituciones de especies, mayor aridez y riesgo de incendio, y menor fertilidad del suelo y disponibilidad de agua, entre otros efectos negativos. Una amplia revisión de estudios y registros de datos revela hay especies menos resistentes al cambio climático y que el impacto del cambio climático se agravará en las próximas décadas.
Los efectos del cambio climático y El Niño se recrudecen cada vez más en Latinoamérica. Los incendios ocurridos en Chile y las inundaciones de Argentina este año han reducido el número de colmenas y la población de abejas en estos países. Pero el impacto podría ser mayor entre los insectos nativos silvestres en el resto del continente, donde sufren con dureza las consecuencias del clima y de las acciones antropogénicas.
El fuego promueve que en muchos ecosistemas haya más variedad de especies animales y vegetales, porque crea una mayor diversidad de ambientes para vivir. Así lo señala un nuevo estudio publicado en Science. A pesar de ello, el efecto positivo del fuego sobre los ecosistemas no es universal y requiere un conocimiento profundo sobre las especies y el régimen de incendios de cada región. De este modo se pueden planificar estrategias de gestión del combustible, quemas controladas y supresión de incendios en todo el mundo.
Durante las próximas décadas, el riesgo de incendios en verano aumentará en la Europa mediterránea. Así lo revela un estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Barcelona. Según los científicos, se espera que el efecto directo del cambio climático que regula la humedad del combustible (sequías que causan grandes incendios) predomine sobre el efecto indirecto del clima precedente (condiciones previas más cálidas o frías) que determina la cantidad y estructura del combustible.
Un estudio de la Universidad de Córdoba determina cuáles son las mejores especies para evitar que las llamas alcancen las viviendas en los incendios que afectan a urbanizaciones y zonas rurales en mitad de la montaña. Según el trabajo, la tuya y el aligustre son las plantas que cualquier persona debería emplear en los setos de sus viviendas si quiere mitigar los impactos de las llamas en sus viviendas.
Cada mes llegan a la superficie de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico miles de toneladas de hidrocarburos aromáticos policíclicos, contaminantes procedentes del uso de combustibles fósiles, de incendios y de vertidos de petróleo. Así se desprende de las mediciones y experimentos realizados durante la expedición Malaspina. Estas concentraciones podrían afectar a largo plazo a los seres vivos oceánicos y la toxicidad podría generar alteraciones en la formación de aerosoles en la atmósfera marina.
José Antonio Peñas
La clasificación precisa del nivel de afectación por el fuego tras un incendio es fundamental para planificar la restauración de las zonas afectadas. Investigadores de Castilla y León han estudiado la mejora de los métodos de teledetección habitualmente utilizados para evaluar su gravedad y han diseñado nuevas versiones mejoradas de los índices que se emplean hasta ahora.
Las poblaciones nativas americanas disminuyeron entre 1492 y 1900, con la llegada de los europeos. Aunque no se conoce la magnitud y la velocidad de este cambio, algunos creen que tuvo efectos climáticos. Un nuevo estudio liderado por la Universidad de Harvard vincula la despoblación de los pueblos de Jémez (Nuevo México) con cambios en el patrón de incendios de la zona, pero advierte de que sacar conclusiones sobre efectos globales sería demasiado simplista.
El cambio climático, la contaminación del aire, los incendios, las plagas y los cambios inducidos por la actividad del ser humano están deteriorando la salud de los bosques de todo el planeta. La revista Science recopila una serie de estudios en los que se examina cómo estas alteraciones están afectando a las masas forestales del mundo, desde los exuberantes y variados bosques tropicales hasta los antiguos y resistentes ecosistemas boreales del hemisferio norte.