Las estimaciones realizadas para predecir la velocidad con la que los glaciares y los mantos de hielo de la Antártida y Groenlandia perderán masa son todavía inciertas, pese a los avances en tecnología. Así lo revela un estudio internacional en el que ha participado un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid.
Debido a los eventos extremos de fusión que afectan al Ártico, se están formando enormes placas heladas de varios metros de espesor que impiden la filtración del agua a través de la nieve porosa. Como consecuencia, ese caudal procedente del deshielo acaba en el océano, aumentando su nivel aún más de lo esperado.
En Groenlandia, Alaska, la Antártida y otras zonas del mundo, los glaciares marinos –aquellos que terminan en el mar– están en constante movimiento. Un nuevo método ha logrado medir por primera vez de forma directa la fusión submarina de estas masas y revela que se produce más rápido de lo que se pensaba.
Un nuevo modelo matemático demuestra que la ausencia de nieve en el Ártico impedirá a las focas anilladas cavar refugios para proteger a sus crías de los depredadores, lo que reducirá entre el 50 y el 99 % sus poblaciones para finales de siglo. Hoy ellas son protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia.
Un gigantesco cráter de 31 km de diámetro, tan grande como el área metropolitana de Madrid, se oculta bajo un glaciar de Groenlandia. Los científicos que lo han descubierto estiman que el meteorito que lo produjo pudo impactar hace entre tres millones de años y tan solo 12.000 años. Quizá nuestros antepasados no vieron la colisión, pero pudieron sentir sus consecuencias climáticas.
Confirmada la presencia de agua helada en la Luna
En la dieta de nuestros antepasados europeos la protagonista era la grasa. Esta procedía, en mayor medida, de la carne de cabra montesa y ciervo y permitía la supervivencia humana en climas fríos de alta montaña. Así lo muestran los análisis del contenido estomacal del Hombre de Hielo, la momia congelada más antigua hasta el momento.
La capa de hielo de la Antártida perdió alrededor de tres billones de toneladas entre 1992 y 2017, según un análisis de la revista Nature, que publica un total de cinco estudios esta semana sobre la evolución, estado actual y futuro de este continente. Este derretimiento se traduce en un aumento medio del nivel del mar de cerca de ocho milímetros. El proceso se ha acelerado en los últimos cinco años.
Las bacterias polares logran sobrevivir en condiciones de frío extremo, con poca agua líquida y una alta radiación ultravioleta. Lo consiguen gracias a unas moléculas llamadas biosurfactantes, que les ayudan a metabolizar su alimento y que podrían servir para producir detergentes ‘verdes’ y biocombustibles, según un estudio de investigadores alemanes.
Investigadores de tres universidades españolas han analizado mediante modelos numéricos la formación de hielo y turbulencias durante la aproximación de un vuelo comercial al aeropuerto de Barajas. El estudio forma parte de un proyecto nacional para mejorar la seguridad aérea ante estas situaciones meteorológicas adversas.