El derretimiento del 90 % de este territorio en el último millón de años aumenta las predicciones de riesgo de catástrofe por la subida de nivel del mar. Restos de plantas, insectos y hongos del suelo hallados bajo tres kilómetros de hielo son pruebas inequívocas de este acontecimiento.
La investigadora Dorthe Dahl-Jensen acaba de recibir el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático. Lleva décadas reconstruyendo el clima del pasado gracias sus estudios en Groenlandia. El hielo le permite comprender mejor el futuro que nos espera, con concentraciones de gases de efecto invernadero que no tienen precedentes.
Dorthe Dahl-Jensen, Jean Jouzel, Valérie Masson-Delmotte, Jakob Schwander y Thomas Stocker comprobaron, a través del análisis de hielo en la Antártida y Groenlandia “la conexión fundamental” entre las concentraciones de gases como el CO2 y la variación de la temperatura a lo largo de los últimos 800.000 años, según destaca el jurado.
Los sedimentos recuperados en una antigua base de EE UU por un equipo científico internacional muestran que esta región estuvo descongelada durante un periodo interglaciar, que presentaba temperaturas similares a las actuales. Aquel deshielo podría haber contribuido con al menos 1,4 metros a la subida global del nivel del mar.
Investigadores del CSIC muestran cómo el deshielo causado por el aumento de temperatura deriva en mayores emisiones oceánicas de mercurio a la atmósfera en la región. El trabajo revela que la deposición de mercurio sobre la superficie del hielo ártico se triplicó al comienzo del Holoceno comparado con el último ciclo glacial.
Investigadores alemanes y daneses han encontrado que la primera década de los 2000 fue 1,7 grados centígrados más cálida que el intervalo entre los años sesenta y noventa. Además, han hallado que el deshielo ha crecido notablemente en Groenlandia, contribuyendo de manera significativa al aumento global del nivel del mar.
En el sureste de Groenlandia existe un grupo de osos polares recién documentado y adaptado de forma única a su entorno. Los han observado viviendo en el hielo glaciar, viajando entre fiordos, tomando atajos sobre las montañas y deslizándose ‘en tobogán’ por las bajadas de las colinas.
Cuatro hombres y dos mujeres se embarcan esta semana en un laboratorio móvil, impulsado por una enorme cometa, para recorrer una ruta inexplorada en Groenlandia. Además de tomar muestras de hielo y de microorganismos del aire, en este entorno tan hostil pondrán a prueba un instrumento que podría detectar indicios de vida en Marte.
Investigadores de la Universidad de Cambridge han observado tasas de fusión muy altas en el fondo de la capa de hielo de Groenlandia, causadas por las enormes cantidades de agua deshelada que cae desde la superficie. Al hacerlo, la energía se convierte en calor, en un proceso equivalente al de las diez mayores centrales hidroeléctricas del mundo juntas.
Acostumbrado a publicar sus avances sobre el deshielo del Ártico en publicaciones científicas, el glaciólogo acaba de presentar su primer ensayo Hielo. Viaje por el continente que desaparece. En él, ciencia y aventura se combinan para alertar sobre los efectos que el cambio climático ya está provocando en Groenlandia.