Estos reptiles, protagonistas de #Cienciaalobestia, utilizan su lengua para reconocerse o detectar las feromonas de otros individuos de su especie, según sugiere un estudio de investigadoras de la Universidad de Berna. Esta habilidad les sirve para la comunicación social, lo que indicaría que son más inteligentes de lo que se pensaba.
Investigadoras del Museo Nacional de Ciencias Naturales han comprobado gracias a un experimento en condiciones naturales que las aves son capaces de detectar las feromonas que emiten sus presas. El estudio demuestra por primera vez que las aves insectívoras utilizan el olfato para percibir las señales químicas que emiten sus presas y así localizarlas y cazarlas.
Un estudio realizado por la Universidad de Michigan revela que el ‘atractivo’ de las feromonas femeninas, en moscas de la fruta, está vinculado a la señalización de la insulina. Según los investigadores, la energía que invierte la protagonista de #Cienciaalobestia en sus huevos es proporcional a la atracción que generan sus feromonas en los machos. Este hallazgo podría ampliar el conocimiento sobre comunicación sexual entre animales, incluido el ser humano, señalan los expertos.
Las hembras de rata se sienten atraídas por las feromonas de los machos y cuando este hecho ocurre liberan dopamina en el núcleo accumbens del cerebro –una región implicada en el control del comportamiento dirigido a obtener recompensas–; y esta emisión depende del neurotransmisor glutamato. Son las tres principales conclusiones de un estudio publicado en la revista Frontiers in Neuroanatomy y elaborado por un equipo de investigación de la Universitat de València y la Universitat Jaume I.
Las sustancias químicas que segregan las reinas de especies como hormigas, abejas y avispas evitan que las obreras de la colonia puedan reproducirse. Estas feromonas tienen su origen en insectos ancestrales solitarios de hace 150 millones de años y son esenciales para comprender la evolución de la sociabilidad y la división del trabajo de estos artrópodos.
Carolina Gómez-Díaz (Oviedo, 1979) es parte del equipo que, bajo la batuta de Richard Benton, ha desafiado las teorías existentes sobre uno de los mecanismos básicos de la olfacción. En el Centro de Genómica Integrativa de Lausana (Suiza) la investigadora persigue las bases de los aromas de la seducción para, sin metáforas, ejercer una atracción fatal. Los protagonistas de sus jornadas son los insectos, y uno de sus objetivos, el control de plagas y enfermedades asociadas.
El incremento de temperatura podría afectar negativamente a la conservación de lacértidos amenazados al disminuir la eficacia de las señales sexuales. Un estudio realizado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), advierte de las posibles consecuencias del cambio global en la comunicación y selección sexual de la lagartija carpetana (Iberolacerta cyreni).
El galápago leproso (Mauremys leprosa) utiliza señales químicas para buscar pareja y evitar la competencia con otros machos. Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) demuestran cómo los galápagos liberan señales químicas en el agua que informan a otros individuos de su especie sobre su tamaño y estado de salud.
El comportamiento de las hormigas ha ayudado a los desarrolladores de software a encontrar sutiles defectos en sus programas, lo que permite mejorarlos. Investigadores de la Universidad de Málaga han aplicado esta técnica con buenos resultados.
Las células productoras de feromonas, en verde, se encuentran en el abdomen de la Drosophilia.