La Montaña Palentina alberga una planta originaria de los Alpes que, en la península ibérica, solo crece en riscos innacesibles donde es muy difícil de estudiar. Ante este problema, investigadores de la Universidad de León han utilizado simulaciones matemáticas para desarrollar un método que permite censar especies de plantas en este tipo de ambientes extremos, reduciendo los recursos necesarios y consiguiendo una gran precisión.
Investigadores del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Universidad de León (ULE) y del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC) han diseñado un nuevo método, a partir de simulación matemática, con el que son capaces de realizar censos de especies de plantas que habitan en entornos extremos, como paredes verticales de roca, con la máxima precisión pero ahorrando tiempo y buena parte de los recursos materiales y personales que son necesarios para realizar esta dificultosa labor.
Siempre se ha considerado que ser científico es un trabajo vocacional. Pero cuando se trabaja en condiciones de extrema dureza, esta labor se convierte en una auténtica hazaña. Es el caso de estos investigadores que, desde hace años, trabajan en el seguimiento de la especie Primula pedemontana en la Montaña Palentina.
Se trata de un taxón de gran interés: una planta originaria de los Alpes que, en la península Ibérica, reduce su distribución a un pequeño reducto al oeste de la Montaña Palentina. “Es un objetivo de conservación debido a la distribución que tiene”, explica Estrella Alfaro Saiz, quien ha dedicado su tesis doctoral al estudio de esta especie amenazada. Los resultados también se han publicado en las revistas MethodsX y Global Ecology and Conservation.
“Está al límite de su distribución y es probable que se haya extinguido en zonas intermedias. Creemos que llegó aquí en un momento en que el clima era más benévolo y que solo queda un reducto en el Macizo del Curavacas, aunque esto es solo una hipótesis. Para algunos palentinos en un símbolo, sin embargo la mayor parte de ellos no conocen su existencia, y es interesante utilizarla además para observar los cambios que puede haber en la flora alpina en relación con el cambio climático”, subraya la investigadora.
Pero realizar el seguimiento de esta especie es una tarea muy compleja. El trabajo lo inició el Grupo de Estudios de la Montaña Palentina (GEMPA) y lo retomaron los investigadores de la ULE con el objetivo de realizar censos más estandarizados. Para ello, era necesario salvar múltiples obstáculos: esta planta tiene un periodo de floración corto y variable, el lugar donde crece –paredes de roca– es inaccesible, las condiciones meteorológicas de la época en que se realiza el censo (la primavera) son muy duras en la Montaña Palentina y los recursos materiales y personales mínimos que requiere realizar el estudio son difíciles de conseguir.
“Siempre hemos contado con estudiantes y voluntarios ya que no disponemos de financiación para realizar el trabajo, y no siempre es fácil reunirlos. Desde donde dejamos el coche hasta la base de la pared tenemos casi dos horas de acceso caminando, más dos horas previas en coche por una pista forestal. Normalmente salimos a la 3 de la mañana para poder llegar a una hora razonable. Si hace sol, allí hace muchísimo calor y si hay tormenta tenemos que abandonar el trabajo y regresar, porque es muy peligroso. Además las corolas de la planta se caen y se pierden los datos. Ya es imposible continuar con el censo otro día”, detalla Alfaro.
Optimizar el esfuerzo
De toda esta problemática surgió la necesidad de desarrollar un método simplificado que permitiera obtener la misma información pero de forma más eficiente. Para ello, modificaron una metodología existente para estudiar plantas en el Pirineo que crecen en lugares inaccesibles. Mediante dispositivos ópticos (un telescopio) contaron las poblaciones de plantas presentes en la pared de roca.
Previamente, se evaluó a los observadores para reducir el error en el muestreo. La pared se dividió en cuadrículas y, durante dos años, se contabilizó por completo. Una vez se obtuvieron datos de las plantas presentes en cada una de las cuadrículas se calculó, mediante simulación matemática, el número mínimo de cuadrículas que se debían contabilizar para obtener datos consistentes.
“Una vez se contabiliza el 30-40 por ciento de las cuadrículas el error prácticamente es el mismo que si se registran todas y el esfuerzo de muestreo es muchísimo menor. De esta forma, si un año hay condiciones de tormenta en el momento de la floración, podemos contar solo un número reducido de cuadrículas. Esto nos agiliza mucho el trabajo y nos aporta datos bastante buenos”, asegura la investigadora.
Este método, que podría aplicarse a otras muchas especies de montaña, ha permitido constatar que las poblaciones de Primula pedemontana se mantienen, por el momento. La planta se registró en los años 50 en las cumbres del Pico Curavacas. Observaciones posteriores la situaron en las paredes del Lago Curavacas, sin embargo, advierten los investigadores, prospecciones sin éxito "llevan a pensar que su altitud ha ascendido casi 200 metros y las plantas más bajas altitudinalmente, además, presentan un tamaño muy reducido, probablemente debido a un mayor estrés".
Si esta tendencia sigue, llegará un momento en que la especie no tenga territorio que ocupar. Por eso es importante realizar un seguimiento anual, para avanzar en su conservación antes de que sea demasiado tarde, advierten los investigadores.
Referencias bibliográficas
Alfaro-Saiz, E., Granda, V., Rodríguez, A., Alonso-Redondo, R., & García-González, M. E. (2019). "Inaccessible rocky cliffs: An optimized method for plant data collection in extreme environments". MethodsX.
Alfaro-Saiz, E., Granda, V., Rodríguez, A., Alonso-Redondo, R., & García-González, M. E. (2019). "Optimal census method to estimate population sizes of species growing on rock walls: The case of mature Primula pedemontana". Global Ecology and Conservation, 17, e00563.