En 2011, un ingeniero industrial de San Sebastián llegó al Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Boston, con un problema en la cabeza: cada vez vivimos en pisos más pequeños e incómodos. Dispuesto a encontrar soluciones, Hasier Larrea explora nuevas estrategias robóticas para cambiar la manera en que los urbanitas se relacionan con el espacio. Sus diseños son "muebles con superpoderes", como él los llama, que cambian de configuración con un solo gesto.
"Nunca sentí que mi actividad académica y emprendedora fueran incompatibles. De hecho, creo que son complementarias", dice Javier García-Martínez (Logroño, 1973). Este doctor en Química dirige el laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante y es el fundador de la empresa Rive Technology. Sus nanomateriales han generado más de veinte patentes y acaba de recibir uno de los Premios Rey Jaime I 2014.
La experta del grupo sobre Políticas de Innovación y Competitividad en la Comisión Económica para Europa, Marina Ranga, habla con SINC sobre las fortalezas y carencias europeas en innovación. Su departamento de la Universidad de Stanford colabora en estrecha relación con empresas punteras como Google y la compañía informática alemana SAP AG.
El currículum de Arantza de Areilza apabulla. Se doctoró summa cum laude en Ciencias Sociales por IE University, cuenta con varias graduaciones de universidades internacionales y habla con fluidez, francés, inglés, alemán e italiano. Se ha atrevido a introducir la enseñanza de las humanidades como elemento obligatorio en los estudios de la prestigiosa IE, una institución dedicada a la formación de la élite empresarial. “Las humanidades son parte integral de nuestro sistema. La cultura y el espíritu crítico harán que directivos y emprendedores sean más innovadores y creativos”, explica a SINC.
Los emprendedores potenciales de base tecnológica son más optimistas que el resto de la población, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Almería. Uno de los objetivos de este estudio es servir como base en el diseño de programas de formación de futuros emprendedores, ya que, según los autores, un exceso de optimismo puede propiciar una gestión empresarial abocada al fracaso.
La propuesta finalista ha sido fruto de una iniciativa que promueven investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) y de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) con el apoyo de la Fundación Genoma España.