Un estudio sobre el Valle de Tobalina, Miranda de Ebro y el entorno de Haro ha identificado la secuencia fluvial más completa del río Ebro, datada en los últimos 1,2 millones de años.
Un estudio, en el que ha participado el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias, ha analizado los efectos del cambio climático, los usos del agua y los embalses. Los resultados cuestionan el actual modelo de gestión del agua y evidencian la necesidad de pensar en nuevas estrategias.
Hace entre 7,5 y 12 millones de años, la cuenca del río Ebro, en el noreste de la península ibérica, comenzó a acumular sedimento hasta el punto de alcanzar entre 500 y 750 metros por encima del nivel del mar. Desde entonces, se ha erosionado de media un milímetro cada década en su descenso hacia el Mediterráneo y ha ido elevándose hasta 630 metros en el centro.
Spirodela polyrrhiza es el nombre de una pequeña planta flotante que no se encontraba en la cuenca mediterránea desde hace más de ochenta años. Esta planta, catalogada como especie extinguida en Cataluña, ha sido descubierta en el curso bajo del río Ebro –en la zona de Tortosa y Amposta– y en el pantano de Vallvidrera, en Barcelona.
Las administraciones públicas ya han retirado el 20% de los residuos peligrosos que una industria química viene vertiendo al pantano de Flix, en Tarragona, desde el siglo XIX. Se trata de la mayor obra de descontaminación de España, que cuando se complete a finales de 2015 habrá eliminado un volumen de fangos tóxicos del tamaño del Camp Nou.
Gestionar y conservar los recursos hídricos es un gran desafío para cualquier sociedad, y no siempre se consigue. Narcís Prat, catedrático del departamento de Ecología y director del grupo de Investigación de Ecología y Gestión del agua dulce de la Universidad de Barcelona, ha contribuido activamente a definir un nuevo modelo de gestión del agua. Prat, también miembro fundador de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA), revisa en SINC algunos puntos críticos de la política del agua.
Un equipo de investigación español, gracias a la tecnología sísmica de reflexión 3D, ha logrado por primera vez cartografiar los elementos geomorfológicos de la cuenca de hace entre 5 y 6 millones de años. Las imágenes obtenidas demuestran que la superficie analizada se encuentra en la actualidad a 2,5 o 3 kilómetros de profundidad bajo el fondo marino.
Los resultados aportan luz sobre la manera en la que se produjo la bajada del nivel del mar durante el Mesiniense.
Los resultados aportan luz sobre la manera en la que se produjo la bajada del nivel del mar durante el Mesiniense.