La mayoría de los colibríes, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, tienen picos exquisitamente diseñados para deslizarse dentro de una flor, recoger el néctar y exprimir cada gota para alimentar su frenético estilo de vida. Sin embargo, en los trópicos de América del Sur la Universidad de California ha descubierto que priorizan la práctica de la esgrima y el apuñalamiento con el pico a alimentarse.
A más de 50 km/hora, los colibríes son capaces de evitar objetos en pleno vuelo y de pararse repentinamente ante los obstáculos. Un estudio revela, por primera vez, que estos diminutos pájaros, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, emplean una estrategia diferente a la de los insectos para guiarse sin colisionar: se basan en los cambios de tamaño de los objetos y no en la velocidad a la que estos pasan a su lado.
Estudiar la fisiología y el metabolismo de los colibrís, unas minúsculas aves capaces de almacenar y quemar grasa con gran rapidez, permitirá conocer las enzimas metabólicas que les propician tanta energía. Los científicos del centro de investigación vasco CIC bioGUNE, que ha recibido una financiación de la International Human Frontier Science Program Organization de más de un millón de euros para este proyecto, esperan arrojar luz sobre algunas enzimas metabólicas relacionadas con enfermedades humanas, como la obesidad, la diabetes y el cáncer.
Colibrí Archilodus colubris. Foto: Edwin Yoo