Los primeros tratamientos antirretrovirales aparecieron en 1996. Desde entonces se han descubierto nuevos y mejores fármacos que casi han convertido el sida en una enfermedad crónica. A pesar de ello, todavía queda margen para mejorar el rendimiento de las estrategias terapéuticas que se administran en la práctica clínica. Así lo demuestra un trabajo que publica online The Lancet, según el cual avanzar la administración del tratamiento antirretroviral reduce en un 28% la tasa de desarrollo de sida y muerte de los pacientes con el VIH.