Datado en hace 192 millones de años, Plesechioceras rochai es una nueva especie de ammonites. La investigación, liderada por la Universidad Complutense de Madrid, aporta evidencias de que los machos de algunas especies de estos cefalópodos tenían conchas de menor talla que las hembras.
Han grabado por primera a estos moluscos cefalópodos, protagonistas de #Cienciaalobestia, lanzando desechos. En ocasiones, esta especie de catapulta de material se produjo cuando interaccionaban de forma agresiva con otros pulpos.
Bautizado con el nombre del 46 º presidente de los Estados Unidos, Syllipsimopodi bideni es el nuevo cefalópodo ya extinto que pudo ser el primer pariente conocido de los pulpos y los calamares vampiros modernos. El animal vivió hace más de 300 millones de años y tenía diez brazos funcionales, en lugar de ocho, según los investigadores de la Universidad de Yale y del Museo Americano de Historia Natural en EE UU.
Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas monitorizará a estos ejemplares con el objetivo de estudiar en la naturaleza algunos de los principales cuellos de botella que impiden la crianza integral de este animal.
Moscas de la fruta, peces cebra y ratones ya tienen un nuevo compañero en el laboratorio. Científicos estadounidenses han cultivado con éxito múltiples generaciones del pulpo cebra pigmeo, lo que es fundamental para que pueda ser utilizado como animal de estudio en la investigación biológica. Este cefalópodo, protagonista del #Cienciaalobestia, tiene el tamaño de una uva, presenta dimorfismo sexual y una reproducción predecible.
Mediante la captura de imágenes y la exposición a estímulos sensoriales, un equipo de científicos de Brasil ha corroborado que la especie de pulpo Octopus insularis alterna etapas de sueño tranquilo con otras de sueño activo, parecidas a las fases REM y no REM de los vertebrados.
Expertos israelíes en cefalópodos se plantearon por qué las ventosas de los pulpos no se adhieren a sus propios cuerpos a pesar de que ellos no son conscientes de sus movimientos. Para dar con la respuesta, los científicos probaron el comportamiento de estos animales, que son caníbales, ante los brazos amputados de sus congéneres.
El Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) demuestra que el sonido de baja frecuencia, producido a gran escala por las actividades humanas en alta mar, provoca un trauma acústico que se manifiesta con lesiones severas en las estructuras auditivas de los cefalópodos. Se trata del primer estudio que analiza el impacto de los sonidos antropogénicos en estos invertebrados.
Expertos de la Universidad de Vigo y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas han calculado la edad del Octopus vulgaris o pulpo común. Un hallazgo que permitirá mejorar la gestión pesquera de esta especie, la más importante a nivel comercial, y que se presenta en el Cephalopod International Advisory Council (CIAC’09), que se celebra en Vigo desde hoy hasta 11 de septiembre. Es la primera vez que este encuentro internacional se celebra en España.