Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas monitorizará a estos ejemplares con el objetivo de estudiar en la naturaleza algunos de los principales cuellos de botella que impiden la crianza integral de este animal.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC), seguirá durante los próximos meses el comportamiento y movimientos en el Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia (PNIAG) de dos ejemplares de pulpos liberados en el archipiélago de las Islas Cíes −uno eclosionado en cautividad y otro salvaje−, ambos con emisores acústicos para su localización bajo el agua.
La acción es una de las tareas contempladas en el proyecto de investigación “Ecología del pulpo común en la naturaleza: resolver sus incógnitas ecológicas para obtener una ordenación pesquera y una acuicultura sostenibles (ECOSUMA)”, que se inició en 2020 y concluirá en 2023, y que está financiado por el Plan Estatal.
Este proyecto está liderado por el grupo de Ecología y Biodiversidad Marina del IIM y cuenta con la participación de Ángel González, Santiago Pascual, Alex Alonso y Gonzalo Mucientes, Ana Moreno del Instituto Portugués as Pescas e da Atmosfera, Álvaro Roura del Grupo Profand y personal técnico del CSIC y de empresas colaboradoras.
“Con esta acción pretendemos estudiar la ecología espacial de pulpos juveniles y adultos. Para ello, transportamos dos ejemplares que fueron liberados durante inmersiones de muestreo y en condiciones controladas. Previamente, se marcaron mediante la colocación de un emisor acústico sobre un soporte específico ubicado en la zona anterior del manto −parte que se sitúa por encima de la cabeza del molusco y que encierra todos sus órganos internos−. Es la primera vez que se aplica esta metodología en el pulpo común, aunque se tiene constancia de intentos anteriores”, explican Ángel González y Santiago Pascual, investigadores principales del proyecto ECOSUMA.
“En torno a verano, esperamos obtener los primeros datos sobre el comportamiento individual, uso del espacio y patrones de movimiento de estos dos ejemplares de pulpo marcados”, añaden.
Una vez validado este sistema de marcado acústico se aplicará la misma metodología a otros ejemplares salvajes durante el verano. Por otra parte, los científicos investigarán durante los próximos meses las relaciones tróficas del pulpo común en las dos fases críticas que producen una gran mortalidad en condiciones de cautiverio, los ejemplares de pulpo que viven su última fase previa antes del asentamiento y los recién asentados al fondo.
“Estas actividades, junto con el conocimiento de las condiciones ambientales que rigen todo su ciclo de vida, permitirán avanzar hacia un enfoque ecosistémico para el manejo de este importante recurso”, comenta González.
Pulpo con emisor acústico en el manto. / José Irisarri
“A escala global, se está trabajando desde 1960 en la crianza integral de especies de cefalópodos, entre las que destaca el pulpo, en un contexto marcado por dos grandes factores que afectan a la productividad de recursos marinos: el cambio climático y la sobrepesca”, apuntan los científicos.
El grupo de Ecología y Biodiversidad Marina ha liderado durante las dos últimas décadas varios proyectos multidisciplinares que destacaron la importancia de los marcos meteorológicos, físicos y biogeoquímicos en la ecología de las paralarvas −cefalópodos jóvenes que se encuentran en las fases planctónicas intermedias desde su eclosión hasta que se convierten en subadultos− en una zona pesquera importante (caladero de las Islas Cíes, frente a la ría de Vigo). Además, actualmente colabora con el Grupo Profand para avanzar en el cultivo integral de pulpo.
“Los principales cuellos de botella en la crianza integral del pulpo hasta el momento pasan por la ecología de la fase larvaria y el asentamiento al fondo marino de las larvas. Por ello, es clave profundizar en la naturaleza de la ecología del estadio larvario, los juveniles pre y post asentamiento y las relaciones tróficas durante estas fases, vinculando dichos factores con los oceanográficos que inciden en el ciclo de vida de este cefalópodo”, indican los expertos.
En este contexto, el proyecto ECOSUMA tiene como objetivo indagar en varios aspectos del ciclo de vida de las paralarvas silvestres de cefalópodos que deben resolverse para mejorar y aumentar las posibilidades de llegar a un cultivo integral de la especie, en concreto, en los relacionados con las fases silvestres previas al asentamiento al fondo marino y juvenil, prácticamente desconocidas hasta el momento.
“Pretendemos avanzar en el conocimiento de dos fases inexploradas del ciclo de vida del pulpo común –la etapa larvaria en el plancton y el inicio de la etapa juvenil en el fondo– en estado salvaje para trasladar este conocimiento a la obtención de un cultivo integral sostenible de la especie a nivel industrial, lo que hasta ahora no es posible en altas supervivencias”, concluye González.