Para combatir desinformaciones, es mejor prevenir y formar al público que forzar un cambio de opinión. Matute, que investiga sesgos, asociaciones mentales e ilusiones causales, considera que la equidistancia de algunos medios y la politización son los grandes problemas de las noticias falsas en la pandemia.
Un estudio publicado por el grupo de investigación ScienceFlows, de la Universitat de València, analiza las desinformaciones compartidas en España durante el primer mes del estado de alarma. Los mensajes promovían el consumo de alimentos cotidianos para evitar y curar la infección por el nuevo coronavirus, y en muchos se hacía gala de títulos sanitarios o científicos para dar veracidad al mensaje.
Ridiculizar a quien no confía en el consenso científico puede llevarnos a una disminución de la confianza social. Sin confianza, no hay colaboración. Sin colaboración, no podemos parar la pandemia.
La manera en la que recopilamos información sanitaria en internet puede dar lugar a creencias erróneas aunque consultemos fuentes fiables. El problema está en los sesgos de nuestras estrategias de búsqueda, que tienden a dar pesos equivocados a los datos, según un estudio experimental de la Universidad de Deusto. Las investigadoras señalan que este fenómeno afecta especialmente a los antivacunas.
Hay un dicho que no hemos aplicado en esta pandemia: “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. ¿Por qué los españoles miraron con extrañeza el temprano cierre de los comercios chinos ante la covid-19? Según los expertos, tuvo que ver con la dificultad para tomar una decisión hasta percibir un peligro claro, unido a que este colectivo sigue siendo un gran desconocido para la mayoría.
Mientras gobiernos, organizaciones y ciudadanía se esfuerzan en controlar la pandemia, las teorías conspiranoicas se vuelven virales atizadas por celebridades como el cantante Miguel Bosé, que responsabiliza a la telefonía 5G a la vez que arremete contra las vacunas en desarrollo. En contrapeso, se multiplican las iniciativas de periodistas, científicos e internautas para aplanar la curva de la desinformación.
La carrera por encontrar una terapia preventiva contra la COVID-19 se ha olvidado de su aceptación social. Mientras los científicos trabajan contra el reloj en el fármaco, algunos investigadores advierten de las reticencias de un amplio espectro de la población, no solo los antivacunas.
Mientras la comunidad científica busca una vacuna y un tratamiento efectivo, otros se aprovechan del miedo de los pacientes para lucrarse. Terapias fraudulentas con células madre, MMS o falsos remedios para fortalecer al sistema inmunitario conviven en un entorno donde abundan las desinformaciones.
Los movimientos contra la vacunación en Facebook son más influyentes que los grupos a favor, según un nuevo estudio que ha examinado las interacciones de casi 100 millones de personas en sus páginas. Los autores alertan del peligro que esto supone contra el nuevo coronavirus.
¿Ibuprofeno o paracetamol? ¿La pérdida de olfato es un síntoma asociado al SARS-COV-2? ¿Funcionan las mascarillas caseras? La pandemia de COVID-19, que comenzó hace ya tres meses en China, todavía genera más preguntas que respuestas. En Sinc hemos recopilado las principales cuestiones que siguen surgiendo estos días sobre esta enfermedad.